El oficio de redero ha estado a punto de desaparecer pero para muchos tiene un gran futuro. Solo hay que acercarse a la nave de rederos del Puerto de Marín para comprobar la constante actividad que registra.

Cuatro empresas especializadas operan en el mismo espacio, con zonas delimitadas, y dan trabajo en conjunto a una plantilla que supera las 50 personas, muchos menos que hace una década pero en mejores condiciones laborales.

Así lo asegura José Manuel Landín Soto, propietario de la empresa que lleva su nombre, y que se encarga de tener a punto los aparejos de una quincena de barcos que trabajan en el Gran Sol, y de otros que realizan sus capturas en los mares de Canadá o Malvinas.

"Antes os redeiros eran autónomos e traballaban directamente para os barcos ou para quen os contrataran. Hoxe a maioría deles están asegurados e contan cos mesmos dereitos que calquera traballador por conta allea", afirma.

Y es que el oficio, con una alta demanda laboral, se ha ido transformando al mismo ritmo el sector. "Coa reconversión e os desgüaces quedaron moitos menos barcos. Aquí amarraba a "flota dos 600", e agora apenas quedan 70 barcos, o traballo baixou moito".

Sin embargo, esta reordenación ha supuesto ventajas para los rederos, que una vez reajustadas sus plantillas, se encuentran con un trabajo constante pero sin las prisas de antaño. "Os barcos veñen a este porto cada tres meses. Eles descargan en portos ingleses e envían os capturas por transporte terrestre, e volven ao caladero. Así aforran moito en transporte e a nós permítennos traballar con moita previsión, porque tes eses tres meses para reparar os aparellos e sabes cando van vir buscar ese reposto".

La estabilización laboral de los rederos no ha tenido traducción sin embargo en el interés por acercarse a la profesión, en la que se mantienen personas maduras pero no logra captar el interés de los más jóvenes, algo que Landín Soto vincula a un cambio de hábitos.

"Antes aos 14 ou 15 anos, o que non quería estudar, xa viña para redeiro e aprendía o oficio. Este é un traballo no que te tes que formar un par de anos antes de desempeñar un soldo. Pero agora cando veñen por aquí xa teñen máis de 20 anos e hai que pagarlle o salario mínimo ainda que non sepan facer nada e aos poucos meses vanse porque din que están moi cansos".

Con todo, Landín Soto anima a los jóvenes que tengan dificultades para incorporarse al mercado laboral a probar suerte en esta profesión. "Eso si, teñen que ter paciencia; porque antes de pretender gañar un bo salario teñen que formarse. As empresas asumen esa formación, que nun tempo terá bos resultados para eles". Y es que la experiencia de este empresario constata que pasar por la nave de rederos supone un escaparate ideal para optar a otros puestos de trabajo. "Aquí veñen armadores de todo tipo de barcos. Os atuneros por exemplo piden ás veces redeiros para levar a bordo; pero tamén buscan mariñeiros para enrrolarse. Esta profesión é moi fermosa".