Unas 500 hogueras iluminaron la noche de San Xoán en la comarca de Pontevedra. Solo en el municipio capitalino ardieron 124, mientras que en Sanxenxo lo hicieron 157, catorce de ellas en las playas urbanas, especialmente en Silgar, por primera vez tras años de prohibición. En cambio, Marín sí mantuvo la prohibición, pero el gobierno de María Ramallo permitió, en cambio, la fiesta en Mogor y Portocelo, pero sin fuego de por medio. En Marín destacaron las hogueras en Cantoarea y Mogor, recuperando la primera de las parroquias una tradición que unía a cientos de vecinos en otras épocas en torno la fuego purificador.

Otro año más, en A Seca, Poio, cientos de personas se concentraron para dar cuenta de la tradicional sardiñada, muchos de ellos procedentes de la capital. Se formaron largas colas a lo largo del paseo de la playa en una noche mágica y calurosa, donde a 2 euros se adquiría el rico manjar.

El salto por encima del fuego para sacar el meigallo y las hierbas de San Xoán protagonizaron los ritos en las "cacharelas" para protegerse contra las "meigas".

Otro tanto ocurrió en la zona de Caldas y en lugares del interior como Ponte Caldelas, Cotobade o A Lama.