Un albanés asentado desde hace años en Pontevedra, Afrim Haxhijahja, reconoció ayer que dirigía desde la ciudad del Lérez a un grupo dedicado a distribuir sustancias estupefacientes a nivel internacional. Además de abastecer a grupos en distintos puntos de Galicia también tenía como cliente a un conocido traficante portugués, Vítor Cardoso también conocido como "Vítor do Ouro", quien ya fue condenado por estos hechos en el país vecino.

En su declaración, Afrim no solo reconoció los hechos que le imputaba la Fiscalía, sino que también incriminó a quien el Ministerio Público considera como su socio en este negocio de tráfico de estupefacientes, principalmente heroína, el vecino de Poio Javier Mosteiro González. Con algún titubeo y alguna respuesta contradictoria, este ciudadano albanés acabó reconociendo que él y Javier participaban conjuntamente en este negocio de tráfico de estupefacientes y que obtenían la heroína de un grupo de compatriotas en Valencia. La confesión es relevante, puesto que Javier Mosteiro es uno de los dos acusados que niegan los hechos que le imputa el fiscal.

Javier Mosteiro fue detenido junto a Afrim y un tercer acusado, el también albanés Esmerald Laçi, cuando los dos primeros acudieron a Valencia a pagar una partida de diez kilos de heroína que habían recibido días antes en Vigo, según el relato de Afrim. Esmerald Laçi también reconoció que su encargo era recoger este dinero como pago por un envío de droga. Afrim reconoció que llevaban ocultos en el coche 200.000 euros para zanjar esta deuda.

Las vigilancias realizadas por los agentes del ECO Galicia de la Guardia Civil también permitieron comprobar como una vez recibido este envío de droga Afrim y Javier Mosteiro acudieron a un "piso franco" que tenían alquilado en la calle Vigo de Sanxenxo. Allí, según los agentes, almacenaban y adulteraban la droga, algo que también reconoció Afrim Haxhijahja.

Este albanés afincado en Pontevedra reconoció que también abastecía de heroína a otro acusado con residencia Narón, Jesús Conchado Salazar, quien también reconoció los hechos y confirmó los contactos no solo con Afrim, sino también con Javier Mosteiro. Este vecino de Ferrolterra también reconoció que tenía en casa un arma.

El de Sanxenxo no era el único "piso franco" que utilizaban los detenidos, que también tenían a su disposición un piso y varios trasteros en San Antoniño, en Barro, principalmente para utilizar los cuatro vehículos que solían utilizar para estos transportes, alguno de ellos dotados con "caletas" ocultas para transportar el dinero o la droga, según las investigaciones de la Guardia Civil. En el domicilio de San Antoniño se encontraron varios kilos de sustancia de corte y 102.000 euros.

En el piso de Sanxenxo se encontraron tres kilos de cocaína y otros cinco de heroína que según Afrim pertenecían tanto a él como a Javier Mosteiro. Insistió en que ese domicilio "solo lo utilizábamos yo y Javi".

Por último, la última ramificación de esta red de tráfico de estupefacientes se extiende hasta un domicilio de A Pantrigueira, en Vilanova. Allí residía el acusado Diego Cores Falcón en cuyo registro de la vivienda se hallaron 400 gramos de cocaína. El acusado reconoció que la droga era suya y que su mujer, también acusada, no sabía nada de la sustancia estupefaciente ni de sus actividades. Es posible que se retire la acusación en su contra por parte del fiscal. Los otros tres acusados que confesaron los hechos habrían llegado a un acuerdo con el Ministerio Público que permitirá rebajar la petición de condena inicial que se hace contra ellos, algo en lo que hizo hincapié el abogado del único acusado (quitando a la mujer de Diego Cores) que no reconoce los hechos, Javier Mosteiro. Es este el que se enfrenta a una mayor pena, 12 años y 9 meses de prisión. En total, la Fiscalía pide penas que suman 56 años de cárcel, con penas que van desde los siete añso y medio a los doce.

Javier Mosteiro, que respondió solo a preguntas de su abogado, niega que tuviera unos ingresos no acordes con su trabajo de bombero forestal de la Xunta aunque solo fuera durante unos meses en verano. "Todo está justificado", aseguró en el juicio y asegura que sus contactos con el narco portugués "Vítor do Ouro" era porque iba allí a ver partidos de fútbol con él, deporte al que era aficionado. El juicio continuará el jueves.