| Una brigada de la empresa contratada por el Concello para el mantenimiento de los jardines llevó a cabo ayer la tala de las palmeras del parque de Campolongo afectadas desde hace meses por el picudo rojo, una plaga que no tiene fin y que ya se extiende por toda la comarca. En ambas orillas de la ría se suceden los ejemplares muertos en Poio, Sanxenxo o Marín, por ejemplo. En la ciudad de Pontevedra se mantiene a salvo la "joya de la corona", los Jardines de Vincenti, pero muchos otros árboles han sido atacados. Campolongo es uno de los principales focos de esta plaga en los últimos meses y el plan de choque del Concello no ha logrado salvar estos ejemplares.