La tarde del Viernes Santo la autovía de Marín sufrió de nuevo un cierre parcial debido a la invasión del mar de esta carretera. En este caso, el corte afectó (otra vez) al carril más próximo a la ría, el derecho del sentido de circulación entre Pontevedra y Marín, que es el que más veces se ha visto afectado por este tipo de incidencias. Uno de los carriles quedaba abierto, pero claramente afectado también por el agua del mar que se colaba en la calzada.

Lo cierto es que la invasión de esta autovía por parte del mar es una incidencia que está pasando de ser algo puntual a un fenómeno más o menos reiterado. En los últimos dos veces los cortes fueron más de cinco en al menos tres episodios de mal tiempo, dos de ellos con ciclogénesis explosiva y el pasado viernes con una alerta por temporal en el mar.

En cualquier caso, temporales siempre hubo pero parece que antes estos episodios no eran tan reiterados como antaño. En algunos casos, el pasado 2 de marzo, corte llegó a ser total, debiendo ser canalizado todo el tráfico entre Pontevedra y Marín a través por la carretera vieja, la Po-546, generándose un importante caos de tráfico

Esta reiteración en la frecuencia de los episodios de inundaciones preocupa por su afección a la fluidez circulatoria en este vial (el segundo con más tráfico del municipio, con una media diaria de 30.000 vehículos al día, después de los 50.000 del nudo de O Pino, según datos de Fomento); pero también genera dudas en torno a los proyectos que están pendientes de ejecución en torno a esta infraestructura y concretamente sobre la pasarela peatonal y ciclista que debe unir Pontevedra y Marín.

Cabe recordar que en julio de 2015 y por recomendación de las autoridades de Tráfico se prohibió la circulación de peatones y ciclistas por este vial, ante el elevado número de siniestros que terminaron con el fallecimiento o lesiones graves de estos usuarios de la calzada. Les quedaba como única alternativa la carretera vieja de Marín, que tampoco reúne las condiciones de seguridad adecuadas para quien se desplaza a pie o a golpe de pedal, como denuncian los propios colectivos ciclistas.

Con esta decisión como trasfondo surgió el compromiso del Gobierno central de crear una senda que sobrevolase la zona exterior de la autovía a modo de pasarela sobre el mar, garantizando así la conectividad peatonal entre Pontevedra y Marín.

Las reiteradas invasiones del mar sobre la autopista, algunas de enorme violencia hasta el punto que llegaron a derribar grandes bloques de hormigón en el acceso al banco marisquero de Placeres, hacen aflorar dudas más que razonables sobre las consecuencias que los temporales pudieran tener sobre esta pasarela peatonal, hasta el punto que hay grupos políticos como el PSOE de Pontevedra, que dudan de la inversión y alertan de que puede ser dinero "malgastado".

Oposición del PSOE

El portavoz del grupo municipal socialista, Tino Fernández, resaltaba ayer en que estos reiterados episodios de inundaciones en la autovía "nos están dando la razón". "Desconocemos las razones, no sabemos si es debido al cambio climático, pero lo cierto es que el mar llega cada vez más arriba y estos episodios se dan con más frecuencia".

Por ello, aboga por dedicar los fondos a construir esta pasarela peatonal por otro trazado, concretamente plantea el interior de la propia autovía. "Aunque quede menos bonito" sería probablemente más funcional y habría menos riesgos de que sufra daños por la subida del mar.

Tino Fernández aporta también un argumento medioambiental para oponerse al proyecto tal y como está diseñado actualmente. Considera que "un paseo que se sostiene sobre pivotes que se hunden en la ría no nos parece la mejor solución" desde el punto de visto del medio ambiente, para esta senda.