La familia Alfonsín vivió los estragos del tornado en diferido. Ningún miembro se encontraba el miércoles por la mañana en la pequeña residencia ubicada en A Lanzada. "Es una casita de la familia que usamos para el fin de semana o el verano", expresaba ayer Mari Carmen Alfonsín.

Los propietarios se enteraron de los destrozos por la dueña del bar próximo a la vivienda. "Nosotros estábamos en el bar y escuchamos un estruendo. Pero lo único que nos voló fue la papelera de metal. Por aquí no pasó y nos salvamos", explicaba la camarera, que tras el paso del tornado salió a ver qué había sucedido y ya comprobó los daños que habían sufrido sus vecinos. "Les llamamos para avisarles de que el tejado les había volado", expresó la hostelera.

Mari Carmen explicaba ayer que cuando llegaron a la vivienda se quedaron "impresionados". "Nunca había pasado una cosa similar. La edificación tiene casi 40 años y el tejado era bastante nuevo. Tenía apenas cinco", expresaba.

La familia Alfonsín destaca que el tornado "debió romper la puerta con la virulencia que tenía y una vez dentro de la casa, reventó el tejado y lo hizo volar". De hecho, ayer no quedaba rastro del antiguo techo de la vivienda, que era de chapa de sandwich y mezclaba aluminio con madera. "Es cierto que no había placa, pero tuvo que ser algo fuertísimo para llevárselo de esa forma", analizó la propietaria. Sí estaba la puerta, de aluminio. "No era barata o mala. Ni mucho menos", señalaba Mari Carmen.

El miércoles, varios miembros de la familia acudieron a la propiedad para llevarse todos los objetos de valor de la casa. Ayer quedaban los colchones y algún que otro electrodoméstico prácticamente inutilizable, en una estampa espectacular, más propia de una escena apocalíptica.

Mientras, en el exterior, el muro de bloque que cerraba la finca apenas era un ya amasijo de piedras arremolinadas entre diferentes objetos del jardín, también destrozados.

"No sabemos a cuánto se elevarán los daños. A ver si nos los pueden cubrir, pero supondrán varios miles de euros", destacaba la familia, que pretende poner cuanto antes el tejado para que llueva dentro de una casa con apariencia de estar bien cuidada y recién pintada. "No hubo daños humanos, que es lo importante, pero es inevitable que esto te dé mucha pena", lamentaba Mari Carmen.