Emilia Irimia explica que el caso de la eutanasia y el suicidio asistido "es comparable a lo que sucedía con el aborto en la España de los ochenta" antes de que estuviera despenalizado. "Si antes se iba al extranjero a abortar, ahora en Europa, Suiza es un país que permite el suicidio asistido a los no ciudadanos", explica.
Señala también que países como "Holanda o Bélgica son una avanzadilla" en cuestiones referidas a la eutanasia. En España, no obstante, sigue sin existir la posibilidad de poner fin a la vida a pesar de que "un porcentaje muy alto de la población, un 60% según el CIS, está a favor de la eutanasia". "No hay voluntad política de sacar esto adelante quizá por la gran influencia que todavía tiene la Iglesia Católica" y quizá porque todavía permanecen en las esferas de poder "personas con mucho peso que tienen esta ideología".
Irimia explica que desde la asociación DMD defienden el derecho a la "dignidad de la vida y a la dignidad de la muerte". "Respetamos a quienes no quieren morir y quieren sentir todas las angustias de la muerte" pero también creen que "debería respetarse el derecho de los que ya no quieren vivir con sufrimiento". Por eso abogan por cambiar la ley para que se permita recurrir a la eutanasia activa o al suicidio asistido. En cualquier caso, son más partidarios de la primera opción al considerarla más "humana".
Insiste, en cualquier caso, que deberían ser medidas "siempre pedidas y bien estudiadas", aclarando que no deberían entrar en estos supuestos, por ejemplo, simples casos de depresión "de los que se acaba saliendo".
