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Mario Weitz: "En vez de subir los impuestos, hay que evitar que se blanquee dinero"

El experto ofrecerá hoy en Pontevedra una conferencia sobre el futuro económico

El economista Mario Weitz. // Víctor Echave

El argentino Mario Weitz, consultor del Banco Mundial y profesor de la Escola de Negocios Afundación, ofrecerá hoy (12 horas) una charla en la sede de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Pontevedra (AJE), en la que se centrará en los nuevos retos de la economía para los próximos años. Según el experto, en los foros internacionales ya se habla de una incipiente recuperación económica de España, que podría suponer una subida de los salarios en los próximos años. La entrada a la conferencia es libre a todo tipo de público hasta completar aforo.

-Tiene su perfil de Linkedin actualizado. Creía que solo se ocupaban de eso los jóvenes parados?

-No, no. Yo trabajo con empresas internacionales y me surgen muchos trabajos a través de Linkedin. Es muy útil.

-Es consultor del Banco Mundial y lo ha sido del FMI. ¿Qué ha cambiado en la economía y en estas instituciones en las últimas décadas?

-Cuando yo estuve en el FMI había crisis en América Latina, ahora la hay en Grecia y en países ricos. También el propio Fondo Monetario ha cambiado mucho: pasó de ser en los 70 un organismo liberal a ser, en la actualidad, un organismo conservador, que tiene una línea diferente, a favor de políticas monetarias y fiscales más expansivas. Pero la economía mundial también ha cambiado bastante.

-España está muy pendiente del FMI?

-En los foros internacionales se dice que hay cuatro países que van bien: Estados Unidos, de acuerdo; Inglaterra, de acuerdo; India, de acuerdo, pero también dicen España, y lo dicen todos.

-¿En serio?

-No lo parece por los salarios bajos y la gran tasa de paro, pero sí que es cierto que después de siete años malos la percepción es que España va a tener tres añitos buenos con un cierto crecimiento económico importante, del 3 o el 4%.

-¿A qué se deberá?

-En primer lugar, a que hay viento a favor y el precio del petróleo va a estar a la baja por bastante tiempo, lo que nos viene muy bien, porque España es compradora de petróleo. En segundo término, el euro se va a seguir depreciando respecto al dólar, lo cual nos va a venir genial para la exportación. Y, por último, por la política monetaria expansiva que facilita que bajen los tipos de interés. España ha de estar atenta a los nubarrones de China, Brasil, Rusia porque afectan a muchas empresas de aquí.

-Parecen argumentos muy adecuados para los expertos en economía, pero... ¿por qué los españoles no se acaban de creer eso de los "brotes verdes"?

-Claro, el problema es que los salarios aún no se han recuperado. Una de las cosas que los organismos internacionales dicen que van a ocurrir es que los salarios deberían empezar a subir, no en todas las empresas, pero sí en aquellas que tengan aumento de productividad. Yo creo que el 70% de las empresas van a ir bien en los próximos años, lo que producirá esa ansiada subida. El otro problema que hace que la gente sea negativa es la elevada tasa de desempleo, del 22%. Somos el segundo país europeo, después de Grecia, con más parados.

-¿Pero quién va a controlar que las empresas apliquen esa subida salarial? Es muy tentador seguir explotando al trabajador un poquito más...

-A nivel público, obviamente, los salarios son controlados por el Gobierno, pero en el sector privado tienen que producirse negociaciones. Lo ideal sería que Alemania cambiase la política económica. Si ellos suben los salarios un 4%, nosotros podríamos hacerlo un 2,5% para ganar competitividad.

-Estamos a punto de afrontar unas elecciones generales decisivas. ¿En qué afectarán a la economía?

-Lo que temen los inversores es que gane Podemos con la ayuda del PSOE. Su temor es que se produzca un populismo, pero eso es muy improbable. Ahora mismo hay más incertidumbre política que económica.

-¿Hay riesgo de que a España le ocurra algo similar a Grecia?

-No, no. Los inversores no lo creen porque incluso el propio Podemos se ha moderado muchísimo y cada vez es menos radical. Con el caso griego se ha dado cuenta de que muchos de sus postulados son utópicos.

-¿Qué va a ocurrir en Galicia?

-Galicia va a seguir creciendo en los próximos años, pero menos que España. A corto plazo, Galicia debería ponerse las pilas con el turismo y la exportación. El problema que hay en Galicia es que está demasiado asociada al Camiño de Santiago, pero es un turismo que no deja mucho dinero. Hay que apostar por otros productos para atraer a un turismo de más calidad, que gaste más. En el caso de la exportación, hay que detectar en qué sector industrial somos competitivos e intentar, con financiación pública, apostar por ellos. Además, hay que fusionar pymes, que aquí en Galicia, y también en España, hay un número elevado. Estas empresas deben mejorar con los idiomas, sobre todo el inglés, el márketing? Mención aparte es la economía sumergida. En vez de subir los impuestos, que ha sido un error, hay que evitar que se blanquee dinero.

-No me ha mencionado al sector lácteo, que vive tiempos duros...

-Es un tema complicado. Es un sector que los centros de distribución usan como reclamo para vender la leche barata. Es muy complejo porque hay un tratado de libre comercio con Estados Unidos que puede complicar el tema. Pero también es cierto que Galicia tiene muchos productos exportables, y que debe hacerlo, sobre todo a los mercados emergentes, como los asiáticos. Ahí está el desafío.

-¿Y las nuevas generaciones? ¿En qué deben centrarse los jóvenes gallegos?

Hay un tema que me preocupa mucho a nivel mundial pero en Galicia todavía más: la demografía. Galicia tiene poca natalidad y población vieja. A mayores se produce la fuga de cerebros. Si se van fuera los jóvenes, perdemos riqueza.

-Hay comarcas en las que la presencia del tejido industrial es menor, como en Pontevedra. ¿Es viable que los jóvenes se queden aquí?

-El Banco Mundial apuesta por potenciar las industrias que ya están creadas. Si una ciudad no tiene industria, hay que buscar alternativas.

-Aquí se vive una polémica histórica por el impacto ambiental en la ría de Pontevedra de una fábrica pastera, Ence. ¿No debería primar la protección del entorno natural frente a la economía pura y dura?

-Queramos o no, en Europa son muy ecologistas y el movimiento del cuidado del medio ambiente tiene mucha fuerza, no así en Estados Unidos. Casos como el de Pontevedra son difíciles, porque es muy complicado compatibilizar economía y medio ambiente. Si la ciudad no tiene mucha alternativa, habrá que potenciar la parte económica en detrimento, un poquito, del medio ambiente.

-¿Cree que Galicia es un buen lugar para vivir?

-Por supuesto. Como argentino que soy no podría pensar otra cosa. Pero, insisto, para ello hay que darle a la gente joven más oportunidades.

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