En muchos establecimientos hosteleros de la calle Fernando Olmedo abrieron ya sus puertas ayer. "Estuvimos toda la tarde tratando de achicar el agua, ocho personas", indicaba María del Carmen, del restaurante Atlántico, quien recordaba como en la tarde del jueves veía el arroz y otros productos de la cocina "nadando". El agua superó los 20 centímetros de altura, algo que superó los anteriores registros de inundaciones en el bar. "No es la primera vez que pasa, pero nunca fuera tanto", indica.

Ayer, María del Carmen lamentaba el estado en el que había quedado el local tras la inundación. "Ni siquiera sabemos si tendremos que cambiar el lavavajillas, por no hablar de la harina, azúcar, arroz.... todavía tenemos que valorar todo lo que se echó a perder", indica.

Desde el restaurante reconocen estar "indignados" por no haber cortado la calle en plena inundación. "Desde la Policía nos dijeron que no podían cortar, que no tenían orden y cuando pasaban los coches o el camión de reparto... achicabas y con el oleaje que hacían se volvía todo el agua para adentro", indica María del Carmen, que opina que "no costaba nada cerrar la calle para que los coches no metieran más agua dentro, nos sentimos abandonados porque no nos ayudaron ni en eso".

En La Chimenea, Marcos Cerviño achicó dos veces el agua: una por la mañana y otra por la tarde, con la crecida fuerte. "Llegó bien a los 50 centímetros la segunda vez... fue tanto que no pudimos sacar todo a tiempo", indicó Cerviño. La máquina tragaperras, una nevera y cajas de vino fueron los daños que se ocasionaron en este bar.