"Sobre todo, lo que venían eran familias y parejas", explica Carlos, uno de los pocos gallegos que en los años sesenta trabajaba en las escasas atracciones de Pontevedra. "La mayoría de los empleados eran portugueses", detalla, "aunque los empresarios si eran gallegos, de Vigo, Vilagarcía o A Coruña".

A los locales, se sumaban algunos turistas en un plan que incluía el paseo por la avenida de Montero Ríos y los jardines de Las Palmeras para contemplar o subirse a las atracciones, probar suerte en las tómbolas y, ya de paso, tomar un helado, unos churros o aprovechar para saludar a la mona.

¿La media de gasto? Según los profesionales de la época "invertir en una tarde seis pesetas era ya una inversión considerable por ejemplo para una pareja de novios".

Ciertamente, la oferta tampoco era muy amplia: caballitos, coches de choque, cadenas y los aviones. "También la churrería en la Alameda, y los tiros con escopeta de balines, fue en esa época, a finales de los sesenta, cuando un cliente descontento robó un camión de la basura y lo empotró contra una tómbola".

Fue el gran tema de la semana grande que, por otra parte, tenía otro de sus grandes epicentros en las reinas de las fiestas. Acompañadas de sus damas, no solo recibían sus bandas en ceremonias públicas en las que no faltaban los fotógrafos para los tradicionales posados con las autoridades sino que unos días después tendrían un papel destacado en la procesión de La Peregrina.

Las reinas de las fiestas desaparecieron, mientras que la procesión en honor a la patrona de la provincia ha conservado a lo largo de los años su papel central en la semana grande pontevedresa.

Con todo, no ha estado exenta de cambios, especialmente en elementos como la decoración de la carroza, que en algunas de las imágenes antigua aparece reconvertida en un coche clásico adornado con flores.

Políticos como Mariano Rajoy o el recientemente desaparecido Joaquín Queizán han participado en distintas ocasiones en el desfile religioso.

Cientos de los entonces niños de la ciudad conservan imágenes de su participación en la ofrenda floral a la Virgen Peregrina en los años setenta y ochenta.

Otra de las citas centrales es el baile de presentación en sociedad del Liceo Casino, que continuaría en la década de los ochenta y hasta la actualidad.

Ni el incendio que se declaró en 1980 y que redujo a cenizas la sede noble impidió que la sociedad mantuviese esta tradición.

También se conservó la de la feria taurina, con diestros como José Antonio Ruiz Espartaco o la torera Cristina Sánchez, algunas de las figuras del momento que pasaron por el coso de San Roque coincidiendo con las fiestas de La Peregrina.