Si durante la tarde, desde el estrado del Teatro Principal, el alcalde arremetió contra un "sistema cruel, injusto y corrupto", ya por la mañana, desde la Casa Consistorial, Fernández Lores puso el solfa, al igual que muchos alcaldes gallegos, la propuesta de reforma de la administración local que admite la intervención estatal en los concellos, la reducción de competencias y la limitación de sueldos, entre otras muchas medidas.

A juicio de Lores, esta propuesta "es una vuelta atrás porque se potencian las diputaciones, que son unas instituciones decimonónicas y sin sentido, al existir las comunidades autónomas. Además, se le otorgan más competencias a algunos funcionarios de habilitación nacional (interventores) que van a depender más del Estado que del alcalde o de la Xunta, lo que supone una centralización".

Critica que "se demonice a los políticos elegidos por los ciudadanos (concejales) y se favorece a los de elección indirecta (los diputados provinciales) hasta el punto de que se prima más a los asesores que a los ediles que tienen dedicación exclusiva". "n este punto explicó que en el caso de Pontevedra hay trece concejales con dedicación exclusiva y cinco trabajadores de libre designación, que Lores no quiere calificar de "asesores porque no se dedican a asesorar sino a trabajar". "Si aplicamos lo que dicta esta reforma, podríamos tener 15 dedicaciones exclusivas y 25 asesores, veinte más que ahora, y después hablan de reducir el gasto público, pero a costa de eliminar competencias y redistribuirlas, lo que al final significa que nadie las va a ejercer", en casos como los comedores escolares o la emergencia social.

Afirma que "el problema del gasto público y de la deuda pública no está en los concellos, pero los recortes sí se dirigen contra ellos".