Silvia González no tarda en cogerse un café y el teléfono de Cruz Roja Ourense ya ha sonado dos veces. Se apresura para atender la llamada y asesora al otro lado del teléfono. Cuelga y explica: "A mí me encanta ayudar a la gente y atenderla por teléfono para intentar guiarla y asesorarla lo mejor posible en este tiempo de pandemia". Al principio, "tenía miedo", pero después de una visita al médico se preguntó: "¿Para qué tener miedo? Hay que ser prevenido y precavido y ya está".

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Ella solo va un día y medio y su turno se centra en la atención telefónica. Es una de las personas voluntarias que se adhirieron a Cruz Roja para ayudar de forma desinteresada. La entidad social contabilizó un incremento de voluntarios en toda la provincia de 310 en los últimos dos meses, llevando a cabo actuaciones para atender a más de 9.000 personas.

Juan Manuel Cuevas es el más joven del turno. Es argentino y su vida está ligada a los servicios sociales. "Hace casi tres meses que estoy aquí. Fue llegar y declararse el estado de alarma. Vine con un trabajo, pero se paralizó de forma momentánea entonces me pregunté qué podía hacer. Encontré la respuesta en mi familia y me comentaron que aquí estaba Cruz Roja. Como no estaba haciendo nada, me anoté".

La suya es la historia de muchos que llegaron y vieron su nueva vida truncada por un enemigo invisible. "Me sorprendió mucho la organización que tienen en Cruz Roja, porque en Argentina en muchos casos la organización no es lo mejor, aunque tienen otras cosas buenas, pero en eso fallamos un poco".

Mientras organiza al personal que entra Marcos Areas se desinfecta las manos después de atender a una persona. "Me hice voluntario con el fin de ayudar y ser útil a la sociedad. Ser voluntario es una forma de ser productivo hacia la sociedad y la verdad eso te enriquece como persona".

Por falta de tiempo no pudo enfundarse el chaleco de Cruz Roja y ser voluntario en primera línea: "Me hice voluntario en 2004, pero no podía realizar ningún tipo de acción por una agenda apretada, ahora que tenía tiempo y quería ayudar me comprometí. Es cierto que no nos gustaría estar en esta situación de crisis y aquí conoces historias que te marcan, que te dejan huella" . Realidades como la de una familia que no tenía ningún ingreso por trabajar en empleos precarios o la petición de un ciudadano por si llevaba alimentos en el coche en una calle de la ciudad. "Son historias que se las cuentas a tu familia y los vas concienciando, porque lo que pasa en otros lugares del mundo también pasa en Ourense".

Nancy González es venezolana y lleva la sonrisa por bandera -aunque la mascarilla intente esconderla-. Se hizo voluntaria hace un año y medio: "Vine por Cruz Roja un día y me dijeron que podía ser voluntaria. Me hizo mucha ilusión porque a mí me encanta ayudar a la gente. Entonces me ayudé y empecé mi acción voluntaria".

Aunque empatiza con todos por igual, los vínculos con la comunidad venezolana que acude a la entidad social se magnifica: "Por aquí viene mucha gente pero cuando viene una persona de mi país como que se crea un vínculo muy fuerte, de toma mi teléfono, llámame, quedamos y hacemos comunidad. Nos integramos de esa forma y hacemos que los demás se integren. Además el voluntariado hace que crees comunidad".

Acaba de tener una nieta y con la noticia de la Fase 2 en la que entra Galicia podría ir a verla. "Pues la verdad no sé si podré ir a verla. Ella está en Vigo, pero claro aunque fuera si no la puedo tocar o abrazar no sería lo mismo, entonces casi es mejor verla por teléfono porque a mí me gustaría abrazarla y si voy allí y no puedo pues me fastidiaría no sentirla".

Gloria Irumba también es venezolana y al igual que Juan Manuel se hizo voluntaria a raíz de la pandemia: "No fue por otra cosa que por el afán de ayudar a la gente y poner mi granito de arena para que todos se sientan un poco mejor. Ves la situación de ciertas personas y hay que estar agradecido de lo que uno tiene porque hay gente que lo está pasando realmente mal".

Ser voluntario marca. Gloria aclara que "te hace ser más humano, más solidaria y mas sensible con las realidades ajenas. Hace que te aumenten los buenos comportamientos hacia los demás".

Todos se lo toman como un trabajo, porque la remuneración es ver a los demás con un poco de felicidad, aunque sea relativa. Llegan puntuales y se organizan con todas las medidas de protección necesarias y generan todos los principios del voluntariado. Llevan la empatía, exaltan la ilusión y tienden la mano solidaria a quien lo necesita sin pensar ni en la causa ni en la consecuencia. Ellos también son esenciales en un momento de incertidumbre social, aunque su compromiso con el voluntariado es más firme que todo.