El servicio de la perrera municipal todavía espera la reforma de sus instalaciones con anhelo. Pero eso tendrá que esperar. El foco está centrado en una crisis sanitaria global que no atiende a edades, ni sexo, pero sí a algunas profesiones, entre las que se encuentran los servicios de la perrera municipal.

Los seis trabajadores se organizan como si no hubiera estado de alarma y cumpliendo con su actividad laboral, tanto dentro de la perrera como fuera en las colonias de gatos. Area Cid, responsable de Progape, explica que "para nosotros todo sigue igual aunque estemos en estado de alarma. Somos pocos, pero cada uno tiene su función y su turno para la atención de los perros que están aquí". El limpiador terminó sus tareas a mediodía y en el turno de tarde le toca al veterinario para revisar a los perros enfermos. La responsable añade: "El lacero está de forma presencial alimentando y alimentando y la otra auxiliar con los hospitalizados y los cachorros".

Son otro de los "olvidados" en esta crisis del coronavirus. La responsable lo desvela: "La realidad es que hay menos abandonos y menos entradas, pero hay interpretaciones eso quiere decir que la gente no puede salir y no ve ninguno por ahí. Además no sabemos si la gente está cuidando a sus mascotas que están muchas veces en una segunda vivienda, porque algunas tienen miedo a desplazarse para atender a sus mascotas, pero queremos saber que sí que lo pueden hacer, porque es algo fundamental no abandonar en estos momentos a esos animales y si hay vecinos que lo ven, que le den ellos de comer".

Cada ocho horas dan medicación y el horario está marcado. La preocupación de los profesionales se sitúa en que "no hay adopciones y no hay paseos". La vida en la perrera no cambia ni en tiempos de cuarentena, se limita esa opción de entretenimiento con los animales, cuando los paseos son su vía de escape. Sexto día de con0finamiento en las vidas privadas de los seis profesionales. De puertas para fuera, ellos no descansan en el cuidado de los 200 perros y los 50 gatos.