Orgullo, tradición, herencia, sentimiento, y mucho más hacen que la máscara del Entroido de Xinzo de Limia, la pantalla, sea un emblema y que este pueblo haya conseguido la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional. El concejal de Cultura, Carlos Gómez, apunta que "nos sentimos orgullosos, la respetamos y veneramos profundamente. Es una tradición que heredamos de nuestros antepasados que con empeño casi heroico, en épocas complicadas, salían a la calle con este vestido y actitud de vecindad".

El edil asegura que "esta declaración nos la dan en base a las tradiciones que conservamos y celebramos, que recogen el ciclo del Entroido (fareleiro, oleiro, corredoiro, entroido y piñata), pero estas tradiciones no serían nada si no fuera porque tenemos la pantalla, un personaje único y exclusivo de Xinzo". A tal punto que los limianos "no nos disfrazamos de pantalla, nos vestimos de pantalla" por ser un orgullo, un ritual esta vestimenta que, señala, la guardan y veneran a lo largo de los años como "el traje mejor de nuestro armario, más que el de boda".

La máscara está confeccionada artesanalmente, compuesta por un cucurucho de cartón y gorro de fieltro al que se le da forma pegándole papelillos amasados con farelo, (harina y agua) y luego se le añaden los demás complementos que la conforman, se pule y se pinta con motivos astrales, generalmente. Es una especie de "demonio" cuyo objetivo era asustar pero que con los años se fue dulcificando, haciéndola más amable. La confeccionan artesanos locales aunque hay muchas personas que hacen sus propias máscaras. De hecho, se hicieron obradoiros para enseñar a hacerlas, no obstante, "los artesanos le dan una terminación de más calidad". Actualmente son ellos los que las confeccionan. Existen varios en Xinzo, "generando un pequeño negocio" ya que las máscaras se deterioran y hay que reponerlas.

La máscara no se puede quitar en la calle, solo en los locales cerrados, especialmente en los de vino. De hecho, las pantallas corretean por las calles y plazas en pandilla, haciendo sonar las campanillas y vejigas, en busca de vecinos que se atrevieron a salir sin disfrazar, y los persiguen y los llevan al bar más próximo donde tienen la obligación de invitar a una ronda al grupo.

El resto de su vestimenta es una capa roja normalmente, aunque puede ser verde o azul, camisa y pantalón blancos de paño o lino, zapatos negros de vestir, faja a la cintura del color de la capa, pañoleta al cuello, polainas en los tobillos, guantes negros o blancos, collar de campanillas como complemento sonoro, y dos vejigas, de vaca o de cerdo curadas e hinchadas, siendo éstas últimas un elemento imprescindible y "el más complicado de conseguir porque antes se hacían matanzas y había un matadero" pero hoy son tres o cuatro personas las que se encargan de conseguirlas, "vienen crudas" y hay que prepararlas. Se necesitan en el entroido de Xinzo entre 7.000 y 8.000.

La pantalla no desfila sino que corre, salta, y le da al carnaval "el ritmo, colorido, sonoridad, y hasta un olor especial a Entroido". Explica el concejal que gracias a colectivos como "Asociación A Pantalla" "hoy han conseguido dignificarla después de que en décadas pasadas por efecto de la masificación hubiera empezado a desvirtuarse tanto en la vestimenta como en la actitud que debe tener". Recalca Gómez que "la declaración nos la dieron por esta tradiciones de las que nos sentimos orgullosos y que cuidamos con esmero".

Fe de erratas. En la edición de ayer, por error, se ilustró la noticia sobre el Entroido de Xinzo con una foto de un desfile de los cigarróns de Verín.