El próximo 2 de febrero se inaugura en un bajo del número 6 de la calle Bailén, en el casco viejo de Ourense, el Museo Circo de los Muchachos, "con el fin de mantener viva la memoria de un proyecto educativo y circense único, que llevó el nombre de Ourense por el mundo y fue el mayor espectáculo que jamás tuvo Galicia, pese al silencio que mantienen las instituciones sobre el circo y sobre el proyecto socio educativo Ciudad de los Muchachos", explica Manilo Doñoro, un ourensano y exbenposteño, que fue acróbata y cómico de ese circo, y en la actualidad secretario de la Asociación Cultural Padre Silva, que pone en marcha este proyecto museístico.

Este museo, el primero en rendir culto al legado del Padre Silva irá en un local de solo sesenta metros "muy próximo a la Cárcel da Coroa, que fue la primera sede en la que empezó a funcionar, un 15 de septiembre de 1956 aquel primer proyecto formativo y de talleres para jóvenes que puso en marcha el sacerdote Jesús Silva, explica Manilo Doñoro.

"Hemos alquilado este local de calle Bailén con mucho esfuerzo y pese a que es pequeño atesora multitud de recuerdos, desde el primer cartel del Circo de los Muchachos en su presentación en la Plaza de Cataluña en el año 1966 (cuando el primer proyecto formativo y de talleres para jóvenes de Silva ya se había ampliado a un proyecto circense y formativo), hasta el 2003 cuando dio su última función", recuerda nostálgico Doñoro.

De las paredes del museo penden decenas de fotografías, "con muchas autoridades y artistas del momento que nos recibieron, desde Dalí, Adamo, Maurice Chevalier, Mario Moreno Cantiflas, hasta la Reina Fabiola de Bélgica, entre otros saludando al Circo de los Muchachos de Ourense en sus actuaciones es por el mundo o las fotos de nuestra actuación n el Madison Square Garden, donde no había estado ningún artista español".

En ese abigarrado expositor de recuerdos están "desde la llave de la ciudad de Nueva York a la llave de Berlín, el Diploma de las Bellas Artes; es triste que nunca consiguiéramos la llave de Ourense. Tal vez si fuéramos un centro gallego en Argentina nos la darían", afirma Manilo.

El proyecto que empezó formando a jóvenes, se trasladó luego en Benposta ciudad gobernada por los niños, una isla de democracia en un país que vivía en dictadura. En la Ciudad de los Muchachos, ya con jóvenes residentes de muchas nacionalidades, se daba formación circense y educación reglada "y se pagaba con una moneda propia, la corona, que los niños y niñas recibían en función de su expediente escolar; no hubo nada igual en otro punto del mundo y con el tiempo llegó acoger hasta 700 personas" señalan.

En la actualidad y una treintena de personas siguen viviendo en Benposta, mientras se resuelve un litigio con la Seguridad Social, que opinan realizó una subasta irregular de parte de los terrenos, para cobrarse una deuda que tenía contraída el proyecto beposteño con ella. "Los que quedan son los supervivientes, pero nuestro sueño es que en parte del terreno que aún es nuestro se recupere ese legado y que la Ciudad de los Muchachos no se reduzca a un recuerdo".