Una dotación policial que regresaba a Vigo tras participar en el dispositivo de seguridad pública del Consejo de Ministros de Barcelona, estaba repostando carburante en el área de servicio de Ribadavia, cuando escuchó un fuerte frenazo. Al girarse vieron cómo un vehículo impactaba contra un perro de gran tamaño, que salió despedido contra la mediana.

Varios agentes salieron a la carrera hacia el vehículo siniestrado para interesarse por el estado de los ocupantes, mientras avisaban al resto de los usuarios de la vía con el objetivo de evitar otro accidente. Al mismo tiempo otros dos policías ya habían cruzado la calzada y se aproximaban al animal herido, con diversos cortes y heridas.

Los ocupantes del vehículo indicaron a los agentes que no habían sufrido daño alguno al tiempo que estos los alejaban de la calzada para evitar ser víctimas de un atropello. Los policías cubrieron al animal con una manta térmica y dieron aviso al teléfono de emergencias 112, para solicitar la presencia de una dotación de Tráfico de la Guardia Civil y de un servicio de asistencia para el perro malherido.

Tras tranquilizar al animal se concluyó que era posible su traslado a otra zona más segura, por lo que se cargó en peso y se lo trasladó al área de aparcamiento de la gasolinera, donde también se encontraba el coche accidentado. Los agentes reiniciaron la marcha hacia Vigo, y a su llegada llamaron a la protectora, donde les informaron de que el perro estaba sedado y estable, tras ser intervenido quirúrgicamente de las fracturas que sufrió en una pata delantera y otra trasera, además de distintas heridas que ya habían sido suturadas. No se temía por su vida.