Estefanía D. A. G., la ourensana de 29 años que el 17 de septiembre de 2017 arrojó a su bebé recién nacido a la basura, cerca de su casa en Ourense, está formalmente acusada por la Fiscalía. Julián Pardinas, delegado en la provincia de los delitos de violencia familiar, solicita la retirada de la patria potestad, una condena de 15 años y 1 día de cárcel -está en prisión preventiva desde su detención en noviembre- y 20 años de alejamiento de la víctima -un mínimo de 500 metros- para esta madre, presunta autora de un delito de asesinato alevoso en grado de tentativa, con la agravante de parentesco. Si el niño hubiera fallecido, ella afrontaría prisión permanente revisable. "Continuó con su vida cotidiana" tras deshacerse del menor dentro de una bolsa atada que arrojó al cubo, tras dar a luz en el baño de su vivienda. Vivía con su pareja, un hijo en común y otros dos de otra relación en un piso de la calle Río Sil, en el barrio de O Vinteún. "Ocultó a todo el mundo su embarazo", dice el fiscal.

Entre las 15.30 y las 16 horas de la tarde del viernes 17 de septiembre del año pasado, la mujer -con antecedentes por robo y hurto, según informó la Policía Nacional, que no computan en esta causa a efectos de reincidencia- parió al pequeño en el aseo de su casa cuando estaba ella sola. Según el escrito registrado por la Fiscalía en el juzgado de Instrucción 3 de la ciudad, "inmediatamente" lo envolvió con unos trapos y lo metió dentro de una bolsa de basura que ató con varios nudos.

La madre bajó a la calle y arrojó a su hijo recién nacido en un contenedor de basura a la altura del número 20 de la calle Río Bibei, situado a 80 metros de su vivienda. Tras intentar acabar presuntamente con la vida del menor de esta manera, regresó a su piso "continuando con su vida cotidiana", subraya el ministerio fiscal. La acusada, madre de otros tres hijos -tenían entre 2 y 9 años-, había sufrido dos abortos previos. Ocultó su nuevo embarazo. Según indicaron en su día fuentes próximas al caso, durante su declaración en comisaría reconoció que había dado a luz al niño abandonado y que se había agobiado al conocer la noticia de que iba a a ser madre por cuarta vez.

Sobre las 16 horas de esa tarde, José Manuel Camiña, un hombre que estaba buscando en la basura, vio una bolsa grande anudada. Al abrirla para observar su contenido, tiró de lo que parecía una cortina enrollada. Un recién nacido cayó del interior y comenzó a llorar.

El bebé abandonado en el contenedor volvió a nacer gracias a este vecino de Covadonga, que alertó a una pareja que pasaba por la zona. Las mujeres que lo rescataron del contenedor, Saray Iglesias y Justa Rodríguez, explicaron que al sacarlo del cubo, el pequeño respiraba con dificultad y todavía tenía el cordón umbilical unido a la placenta. Presentaba también un brazo amoratado y un ligero rasguño en la cara. Una matrona que se encontraba en el lugar en el momento en el que apareció el niño se encargó de los primeros auxilios, como pinzar el cordón umbilical.

Según las declaraciones recogidas tras este suceso, que consternó a la ciudad, en un primer vistazo, y ante la inmovilidad que presentaba el menor, los rescatadores -José Manuel Camiña y Saray Iglesias son algunos de los testigos en el juicio - temieron que el pequeño ya hubiera fallecido. "Pero me acerqué y vi que respiraba", relataba Saray Iglesias. Y apremió a su marido Rodrigo Pereira: "Diles que apuren, aún podemos salvarlo". No se atrevían a tocarlo por temor a hacerle daño: "Pensamos que podía tener algo roto". Para entonces, Justa Rodríguez, propietaria de un bar de la zona, ya se encontraba en el lugar y animó a la joven a dar el paso. "Ella me impulsó y entré en el contenedor". Saray Iglesias recogió al niño del fondo del recipiente de basura: "No reaccionó hasta que lo cogí en brazos y emitió un quejido leve". Aunque ellos fueron los que sacaron al bebé, ninguno dudaba que el aviso de Camiña fue determinante: "El niño no lloraba. Si él no lo ve, nadie lo hubiera salvado".

Dice la Fiscalía que el menor "se halla en perfecto estado". La Xunta tuteló al bebé, que fue acogido por una familia en un primer momento, tras 8 días de ingreso en neonatos del CHUO hasta que ganó el peso óptimo (había nacido a las 37 semanas de gestación con poco más de dos kilos). Además, la administración autonómica asumió la custodia provisional de los otros hijos menores de la investigada. Tras los hechos fueron acogidos, juntos, por un matrimonio de Carballiño.

La búsqueda se inició investigando a las mujeres embarazadas del barrio. El radio se amplió primero al resto de la ciudad y posteriormente a toda la provincia. Fue clave el ADN. La Policía Nacional detuvo a la sospechosa el 15 de noviembre cuando regresaba a casa tras dejar a sus otros hijos en el colegio. Los agentes registraron la vivienda y recogieron muestras para confirmar que Estefanía arrojó presuntamente a su bebé al contenedor tras dar a luz en casa. Presa desde noviembre, en los próximos meses será juzgada en la Audiencia Provincial de Ourense.