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"Uno de tantos", un granito de arena contra la ELA en Cerdedo

José Balboa presenta el 27 su libro autobiográfico en el Centro Cultural, en un acto benéfico que apoyan las Pandereteiras do Val de Quireza

José Balboa, en el centro de la foto, rodeado por la mayoría de sus hijos y nietos.

"Un grano detrás de otro hace el granero", señala el edil de Cultura del Concello de Beariz, Pepe Balboa. Por eso, a este experto tunelador que se ha pasado la vida trabajando en la construcción de grandes infraestructuras en España y el extranjero se le ocurrió donar a causas benéficas lo que recauda con la venta de su libro autobiográfico "Uno de tantos". Con su primera edición logró 4.000 para la lucha contra el cáncer, enfermedad que se cobró la vida del joven Dani, el hijo del alcalde de Beariz. Le motivó poder poner su granito de arena contra ella. Lo recaudado con la segunda le permitió donar 4.500 euros a la Asociación de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que padece otro de sus amigos. También a ello destinará lo que recaude el sábado, 27 de enero, en la presentación de su libro que está organizando la vecina de Pedre Iria Mourelle. Será un acto benéfico que empezará a las 19.00 horas en el Centro Cultural de Cerdedo. Actuarán las Pandereteiras do Val de Quireza. Lo que les correspondería cobrar por su actuación también lo donarán a la lucha contra la ELA.

Contribuir a esta noble causa es una razón más para asistir a una charla que promete ser apasionante. Balboa dice ser "uno de tantos". Pero a sus "70 más 11" años, es consciente de que atesora muchas experiencias dignas de contar. Las recoge en el "libro autobiográfico con estilo costumbrista" que Balboa presentará el próximo sábado en Cerdedo.

Repasa toda su vida. Nacido en Beariz el 28 de septiembre de 1936, de su más tierna infancia en los años más negros de la historia de España solo sabe contar lo que le contaron sus padres y hermanos. Su primer recuerdo vital "nítido" es del 1 de abril de 1939: desde la puerta de su casa, con las manos en los bolsillos (los huecos que su hermana le había hecho a los pantalones para que pudiese calentarse las manos en las ingles) miró hacia el Este porque las campanas de la iglesia de Beariz repicaron con fuerza a una hora inusual para anunciar el final de la guerra.

Ahí empieza el relato de su vida. Tuvo una infancia muy feliz. Su hermano Manuel, que moriría a los 28 años, le enseñó a vivir. Salían juntos de caza y de pesca. Su hermano sentó sus cimientos como persona y le hizo muy feliz. Con él se iría a vivir al número 5 de la calle Santa María de Pontevedra cuando Manuel se casó y abrió un hostal en la capital provincial. De ahí le viene a Balboa su devoción por el Cristo del Buen Viaje. Ahí empezó a estudiar en una academia y recuerda con cariño cómo ayudaba en la barra del hostal y atendía a las pescaderas que iban a comprar pescado a la lonja.

Un par de años después regresó a Beariz pero muy pronto su padre -que trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas en Madrid- le invitó a pasar con él los días de fiesta de Estremera. Le contestó afirmativamente por carta y, siendo aun un niño, se fue solo -aunque al cuidado de unos militares- en tren al encuentro de su padre. Lleno de carbonilla, cuando lo vio en el andén, no pudo reprimirse y saltó por la ventana. Supo entonces que la carta solo se había anticipado a su llegada unas horas.

Iba para estar unos días pero se quedó a vivir con su padre. El maestro Silvino Real Martínez le prepararía para el ingreso de Bachillerato y el primer curso. De saber sumar, restar, multiplicar poco y dividir mal, pasó a estudiar religión, historia, matemáticas, geografía, ciencias, francés, gimnasia, política, dibujo, latín y literatura. Se vio desbordado pero lo super´. Luego estudiaría en Aranda del Duero, Burgos, Sigüenza y Tarancón.

Una mujer irrepetible

Ahí, estudiando interno en un colegio, conocería a su mujer, María del Pilar, "una niña de 15 años con un cuerpo tremendo" de la que se enamoró perdidamente y con la que tendría "4 hijos como 4 soles". "Es una mujer irrepetible", afirma, con infinita ternura. Aunque falleció hace 12 años, sigue hablando de ella en presente. "Es mi combustible, mi energía, mi musa... Me enseñó a vivir" y tanto él como sus 4 hijos -hoy "son 7," sumando a los cónyuges de tres de ellos- y sus 9 nietos la siguen teniendo muy presente. Tuvo el privilegio de "haber tenido como compañera de viaje durante 50 años a una mujer maravillosa". Con ella, compartió 31 domicilios en 28 ciudades diferentes, tras -debido a su "culo de mal asiento"- renunciar al puesto en la Comisaría de Aguas del Tajo para el que había obtenido el número 1 en una oposición estatal. Prefirió irse a la empresa privada. Lo suyo no eran los despachos. Prefería el trabajo de campo.

Gracias a Pablo García Atenal, presidente de la Compañía de Ferrocarriles de Medina del Campo-Zamora-Orense-Vigo (que construiría la actual línea ferroviaria a Galicia) y empezó a trabajar de capataz, con 30 hombres a su cargo, en un pozo de la línea del metro que conecta Las Ventas con Callao. "No tenía ni idea", admite, "pero me empecé a foguear hasta convertirme en uno de los mejores tuneleros". Participó en la construcción de varias líneas del metro en Madrid y Barcelona ("soy el primero que tuvo la osadía de pasar un túnel pegadito a la Sagrada Familia", relata), participó en los estudios precisos para dotar de esta infraestructura a Bilbao y Valencia y luego trabajaría también en el inicio de las obras del metro en Sevilla. Luego se iría a Caracas, donde estaría 7 años.

A su regreso, se implicó en la construcción de aeropuertos: Menorca, Mallorca, Tres Cantos... Recorrió medio mundo en obras en París, en los estudios del metro de San Paulo (Brasil), en el de Quito (Ecuador) y regresaría a España. Participó en obras vinculadas a la Expo de Sevilla y poco después en las de la Expo 98 de Lisboa (Portugal), "al lado de un hombre insoportable pero todo un genio: el arquitecto Santiago Calatrava". "Aprendieron de nuestros errores en Sevilla", admite. "Construyeron una exposición preciosa y con futuro" y una central ferroviaria en la que tienen partida todos los trenes de Portugal. De nuevo regresaría a España. Asesoró a quienes pusieron en marcha una central de ciclo combinado en Castellón para la producción de energía eléctrica a base de gas y vapor y después de otra en Tudela, aun mayor.

Ya jubilado, regresaría con su mujer a Beariz. Aunque ella era de Cuenca, se enamoró de las tierras orensanas. Tras su fallecimiento, se peleó durante 3 años con su soledad. Luego, este enamorado de la vida -que nunca mira su parte negativa- pensó que era mejor unirse a ella porque no podía vencerla. Se pasa las noches escribiendo... hasta las 5 de la mañana. Y este año volvió a la universidad. En la de Santiago estudia un ciclo para mejorar su narrativa. El fruto de sus noches en vela lo cuelga a diario en su blog relatosdelcaminante.com. Condensa las vivencias de un hombre inconformista, "enamorado de la vida hasta el infinito" y también de su mujer, a la que aún le sigue hablando "anímicamente".

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