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Una desaparición sin respuestas

La ausencia de pistas desanima a los familiares de Socorro Pérez, que creen que algún "conocido" se cruzó en su camino cuando regresaba a casa -Se cumplen dos semanas desde que fue vista por última vez

La desaparecida Socorro Pérez, en la imagen más reciente. // Faro

Todos los intentos de encontrar respuestas se han encontrado con la misma. "Nada". La desaparición de la ourensana Socorro Pérez Rodríguez, de 43 años, cumplió ayer dos semanas sin que la investigación pueda apuntar, tan siquiera, a una hipótesis clara. No existen pistas de su paradero desde que, a las 9 del sábado 2 de mayo, un antiguo conocido aseguró haber charlado con ella en la terraza de un bar de la calle Isaac Piñeiro, en la zona de Vista Hermosa, a un kilómetro de distancia de su piso de O Couto. "Me dijo que venía de hacer deporte de las charcas de Outariz y que se iba para casa". Su testimonio es, por el momento, una de las claves de la investigación policial.

Ni en los paseos del río Miño que acostumbraba a transitar para hacer deporte, ni en los caminos por los que caminaba casi a diario en dirección a Piñor o el Seminario, han aparecido pistas tras sucesivas búsquedas que ampliaron el radio de acción a paseos y caminos de Barbadás y Toén para no descartar nada. La Policía Judicial de la Comisaría de Ourense tampoco ha comunicado ningún avance en su exhaustiva investigación, que ha incluido numerosos interrogatorios a posibles testigos e intervenciones judiciales. Tras calificar de "inquietante" su desaparición, valoran la posibilidad de que Socorro pudo ser víctima, pero aún no pueden descartar la hipótesis de un suicido o un accidente.

Los agentes inspeccionaron el domicilio donde Socorro vivía sola en un total de tres ocasiones, en busca de alguna pista que explique la causa de ausencia, así como para descartar que entre la primera y la tercera ocasiones, nadie hubiera accedido a la vivienda. La Policía Científica recogió muestras de ADN para poder identificar a la mujer en el peor de los supuestos. Además, los investigadores solicitaron permiso al juzgado para ver las imágenes de seguridad de establecimientos del entorno de su ruta de vuelta a casa, y para examinar las llamas y mensajes recibidos y emitidos por su teléfono. Tampoco hubo suerte. Una veintena de personas llamaron facilitando información, muchos de otras provincias, según fuentes policiales.

Socorro salió a hacer deporte a las 5 de la tarde del sábado 2 de mayo, con una malla de color negro y un chubasquero rosa. Dejó en el domicilio las gafas, su teléfono móvil y su cartera, e incluso dispuso lo que cenaría, dejando alimentos a descongelar. En el buzón, como acostumbraba, estaba el llavero. Faltaban la de acceso al portal y la del buzón, que siempre anudaba en una goma cuando salía a hacer deporte.

La cama en la que dormía la siesta -todo indica que también ese día, tras regresar de la casa de sus padres- estaba deshecha. También se encontró una lista con las tareas que debía realizar para la siguiente semana. Una de sus ocupaciones principales estaba en el barrio. O Couto celebró el pasado 13 de mayo la populosa procesión de Fátima. Socorro era muy religiosa y colaboraba con la parroquia. Tampoco ahí ni en su entorno de trabajo -ejerce de limpiadora en el Universidad Laboral- han encontrado respuestas reveladoras ni la familia ni los investigadores.

Tras ser vista regresando a casa en Vista Hermosa, que en el puente del 1 de mayo celebraba las fiestas, por lo que la afluencia de personas era mayor, la familia cree que "algún conocido se encontró con ella y la convenció o acordaron ir a algún sitio", supone Jesús María Pérez, uno de los portavoces de la familia. Su prima Paula Rodríguez coincide en que Socorro no se marchó voluntariamente, "cuanto más lo pienso, más claro lo tengo", y califica la falta de repuestas de "increíble. Es un misterio. Se esfumó".

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