Desde que Agustín Fernández se hizo con el bastón de mando, en sustitución del dimisionario Francisco Rodríguez, por su detención y posterior imputación en la operación Pokémon por corrupción, se fue tensionando la relación con el edil socialista Rodríguez Penín, al que llegó a considerar el líder del grupo de "díscolos", junto a otros cuatro concejales: María Devesa, Mónica Vázquez, Susana Bayo y Alfonso Vilachá.

Así los desencuentros se fueron sucediendo, y llevaron a que el alcalde, una semana después de delegarle las competencias de Limpieza viaria, decidiese cesarlo de todos sus cargos y retirarle la dedicación exclusiva. Luego llegaría el abandono del pleno en el punto relacionado con la compatibilidad del funcionario Javier García.

Pero el conflicto se enquistó, y Agustín Fernández propuso al secretario xeral del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, la suspensión de militancia de los cinco ediles críticos, a los que previamente advirtió: "Obedecer al alcalde o irse para casa".