Empezó a dibujar con treinta años y consiguió hacerse un hueco en el mundo del cómic con su trazo ágil y sencillo. Trabajó varios años como creativo publicitario pero se pasó a diseñar historietas. Publicó sus obras en periódicos y revistas, como El Mundo o El Jueves. También destaca como ilustrador de libros infantiles.

- ¿Tiene alguna relación el que estudiara Publicidad con su actual vocación de dibujante?

- Es una relación un tanto rara. En publicidad hacía sobre todo textos y cuando empecé a hacer dibujos los hacía sin palabras. Estaba tan cansado de la publicidad que di un cambio radical.

- ¿Qué es lo que busca con su estilo de dibujo?

- No me interesa dibujar como los grandes. Cada uno debe buscar su estilo y su forma de ser. Intento que mis monigotes sean expresivos, que digan algo y que sean simples. Busco no aburrir al lector. Que lo que vea le guste o no, pero que lo vea rápido.

- ¿Cómo consiguió su primera publicación?

- De una forma muy rara. Hice una vez una serie de cinco páginas y los llevé al periódico El Mundo. El día que los presenté me dijeron: "empiezas a publicar en dos semanas". Me temblaban las piernas. No sabía que hacer, pero me tiré al trampolín. Al poco tiempo comencé en El Jueves, ya con cosas muy para adultos. Gráficamente mis trabajos se parecen, pero de contenido nada en absoluto. Los temas que hago intento que tengan un poquito de pensar.

- ¿Emplea las nuevas tecnologías en su trabajo?

- La informática me salvó la vida. Antes trabajaba con acetatos y era una locura. Mi tipo de dibujo está hecho para ordenador. Es una ayuda genial, porque cambio los personajes mil veces y puedo hacer todos los experimentos que quiero.

- ¿Y en qué proyectos está embarcado a día de hoy?

- Ahora estoy con cuatro libros para Espasa de adaptaciones de clásicos. También estoy preparando un audio-libro, que espero que salga en Navidades.