El de ayer fue un estreno de muy de andar por casa, casi en zapatillas y bata de boatiné, demasiado dejado a la improvisación y con una alfombra roja que se quedó corta, como consecuencia de que alguien olvidó la de 40 metros, que había donado una empresa, en el consistorio municipal y nadie fue capaz de sacarla al recinto de la Alameda Nueva, donde después se proyectó la película "María Solinha". El glamour vino de parte de los actores y el director, que lució pajarita, que supieron ejercer su papel en medio de un paisaje desalentador para un evento como el de una película histórica, con una trama tan arraigada en las gentes de Cangas.

Se entraba al espectáculo al aire libre provisto de mascarilla y con las 200 sillas dispuestas de tal forma que guardaban la distancia de seguridad exigida, aunque poco duró. Ya se ocupó el público de juntarlas. Un público al que director y actores, protagonistas y secundarios facilitraron la moda de los selfies. Allí estuvieron el director Ignacio Vilar, la protagonista Grial Montes (María Soliña), Laura Miguez (Adela Malvido), Santi Prego (Pedro Barba), Mabel Rivera (Muriel Barba), Antonio Durán Morris (Inquisidor general) y alrededor de 15 actores secundarios de Cangas, incluido el alcalde Xosé Manuel Pazos. Conforme avanzaba la noche (todo empezó pasadas las 21.30 horas) un ligera lluvia empezó a caer e hizo temer, todavía más, por esta presentación tan poca generosa y con poca escenografía de algo que debía quedar en la historia.