El Tribunal Supremo zanjó en el año 2005 una vieja polémica entre Bueu y Marín. Más concretamente entre sus parroquias de Cela y Ardán. Un litigio acerca de los límites entre ambos municipios con la antigua capilla de San Lorenzo por medio. El alto tribunal revocó una sentencia anterior del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) y dio por buenos los lindes aprobados en el año 1938, en plena Guerra Civil, que dejaban esta capilla, o lo que quedaba de ella, en el término municipal de Marín. El templo se halla en ruinas, pero uno de sus elementos más significativos se podrá ver en el Museo Massó de Bueu gracias al trabajo y paciencia del grupo de vecinos que "redescubrió" la edifición a principios de la década de 1990. Se trata de las cinco dovelas que formaban el arco de la bóveda de cañón del templo, un conjunto que durante más de 20 años permaneció en una vivienda particular de la parroquia de Cela. Recientemente se depositó en el Museo Massó, que se ha encargado de su restauración y desde ahora de su custodia y protección.

Este arco tendrá un papel importante en la gran exposición que inaugurará en los próximos meses el museo bueués, titulada "Crecer co mar" y que explicará el desarrollo de Bueu desde la prehistoria hasta la edad contemporánea. "Es una pieza importante por dos razones. En primer lugar porque procede de un monumento que en su día marcaba el límite municipal de Bueu. Y, en segundo lugar, es representativo de la época justamente anterior al desarrollo de Bueu como centro urbano gracias a la llegada de los fomentadores catalanes y la explotación de los recursos del mar", explica la directora del Museo Massó, Covadonga López de Prado.

El arco que se podrá ver en el museo procede de la reedificación de la capilla que se acometió a finales del siglo XVII, tal como atestigua la inscripción que figura en las dovelas. El texto reza lo siguiente: "Esta capilla se hizo siendo rector don Baltasar Gonzales de Parga. Año de 1689". De los orígenes del primer templo poco se sabe. "Los libros de fábrica de la iglesia de Cela que se conservan empiezan a finales del siglo XVI y principios del XVII. Por ellos sabemos que los anteriores fueron quemados por los turcos durante alguna de sus incursiones", explica el archivero municipal del Concello de Bueu y uno de los vecinos que redescubrió la capilla en los años 90, Belarmino Barreiro.

La documentación que se conserva recoge menciones a la capilla de San Lorenzo al menos desde 1607, unos testimonios que dejan constancia de los problemas para su conservación. El mal estado del templo, situado en pleno monte y lejos de zonas habitadas, debió ser tal que el arzobispado conminó al párroco de Cela de la época a actuar de manera inmediata. Así, le dio una suerte de ultimátum: o se arreglaba la capilla o directamente se procedía a su derribo para colocar en su lugar un cruceiro.

La destrucción de los libros de fábrica anteriores al siglo XVI deja poca información acerca de cuándo se construyó la primera y los motivos para su edificación. Una carencia de datos que sirve para dejar volar la imaginación y abonar diferentes teorías. Una de ellas, sin citar fuentes, habla de que un militar del medievo pasó por la zona y la mandó construir. No obstante, lo más plausible es que su origen esté relacionado con la devoción popular que en algún momento de la Edad Media propició la construcción de numerosas capillas en honor a este mártir de la Iglesia. De hecho, no parece casual que este templo y el que está en los montes de Domaio, también dedicado a San Lorenzo, formen una línea recta.

A pesar de esa reedificación de 1689 la capilla de San Lorenzo situada entre Cela y Ardán, pasado el tiempo, volvería a padecer la falta de conservación y mantenimiento, con independencia de que los avatares del momento la situasen en Bueu o Marín. El primer deslinde de los ayuntamientos de O Morrazo data de 1890, un documento en el que el templo permanece en Bueu, aunque con una protesta por parte de Marín. Durante la II República se promueve, a nivel nacional, una revisión de los deslindes tras la creación del Instituto Geográfico, Catastral y de Estadística. El de Bueu y Marín se firmó en 1938 por parte de los jefes del Movimiento de los dos municipios, que acordaron dejar la capilla de San Lorenzo en territorio marinense.

Durante décadas el templo se dio por perdido, desaparecido o sencillamente olvidado. Al igual que ocurrió en otros lugares, hubo quien aprovechó para llevarse piedras para utilizarlas en sus propias viviendas. "La gente incluso decía que se la había llevado por delante el servicio forestal durante la época del franquismo, al abrir por la zona una pista forestal", recuerda Belarmino Barreiro. Fue a principios de la década de 1990 cuando se vuelven a tener noticias ciertas de la capilla. Un grupo de jóvenes de la parroquia de Cela que solían realizar excursiones por el monte llegan a una zona que les llama poderosamente la atención. "Era un robledal muy bonito, casi todo limpio. Pero en medio había un espacio que estaba lleno de maleza y de zarzas. Era un tanto llamativo y nos pusimos a limpiarlo", cuenta Barreiro.

Así, poco a poco fueron saliendo a la luz las piedras y la estructura de la antigua capilla de San Lorenzo. No sin grandes trabajos y esfuerzos decidieron trasladar a la vivienda de uno de ellos las cinco dovelas del arco de la bóveda de cañón, donde figuraba la inscripción sobre la reedificación y la fecha.

Allí permanecieron durante más de 20 años, un tiempo en el que Bueu y Marín litigaron en los tribunales por la redefinición de sus límites: unos defendiendo que la capilla pertenecía a la parroquia de Cela y otros que estaba en Ardán. El Tribunal Supremo puso fin a la controversia con su sentencia de 2005, dejando la capilla en la parroquia marinense. A Bueu le queda el consuelo de que al menos se conservan las dovelas de aquel arco, que a partir de ahora se custodiarán en el Museo Massó, que es de titularidad de la Xunta de Galicia. "Son piezas de gran valor patrimonial e histórico. Nos hemos propuesto recuperar y guardar el patrimonio de Bueu que se conserve como una garantía para que no se pierda ya que algunas instituciones no lo están haciendo", apuntan desde el museo.

El arco tendrá un papel importante en la exposición que se inaugurará en los próximos meses. De alguna manera simboliza una especie de relevo entre las parroquias de Cela y Bueu. La primera debió ser punto importante y de referencia durante la Edad Media, como atestigua su iglesia románica. La llegada de los fomentadores catalanes conllevó que Bueu recuperase protagonismo con la explotación de los recursos del mar como fuente de riqueza y como motor industrial, algo que se había perdido tras la época de la romanización.

La industria de la salazón y luego la conserva serán la piedra de toque que permite configurar al Bueu que hoy conocemos. Un recorrido con gozos y sombras, tal como plantea la exposición en la que trabaja el Museo Massó. No es solo una alusión a la famosa novela de Gonzalo Torrente Ballester, sino la constatación de las luces que iluminaron Bueu gracias a la explotación de los recursos del mar y de las sombras que se proyectan hasta la actualidad debido a la pérdida del ríquisimo patrimonio vinculado a esa actividad.