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Una labor policial de altos vuelos

La distinción estatal a Alberto Agulla reconoce, sobre todo, su trabajo al frente de la Policía Local de Cangas en la lucha contra el narcotráfico que asoló las Rías Baixas en los años 90

Alberto Agulla, con los equipos de escuchas telefónicas que usaban en sus operaciones. // Gonzalo Núñez

Mientras en su teléfono móvil no dejan de entrar mensajes de felicitación de políticos y compañeros de toda la geografía ibérica por la distinción que le acaba de otorgar Unijepol, Agulla muestra sobre una mesa de su despacho los aparatos tecnológicos con los que se dotó entonces la Policía Local de Cangas para interceptar llamadas telefónicas de sospechosos de narcotráfico y otros graves delitos, siempre bajo supervisión judicial. "Agora poden resultar ridículos, pero daquela eran a vangarda tecnolóxica" y, con el respaldo de funcionarios de la Unidad Central de Estupefacientes llegados ex profeso desde Madrid, sirvieron a los agentes de Cangas, y también de Moaña, para echar el guante a relevantes delincuentes e intervenir centenares de kilos de cocaína y otras drogas, además de armas y efectos incautados en registros domiciliarios.

Agulla acababa de aterrizar en Cangas casi imberbe, tras aprobar en diciembre de 1988 -con solo 22 años- la oposición que lo convertía en jefe de la Policía Local. Las fuerzas de seguridad estaban "tocadas" por el narco en algunos municipios y desde Madrid surgieron jueces, como Baltasar Garzón, y fiscales antidroga que buscaban savia nueva para revertir la situación, frenar la devastación que estaba protagonizando la droga en muchas familias, cortar vías de financiación y sentar a los culpables en el banquillo para rendir cuentas de sus fechorías. "El narcotráfico es la mayor tragedia de Cangas", confesaba Alberto Agulla en una entrevista en la prensa en el contexto de una comarca de O Morrazo considerada punto neurálgico del consumo de drogas y de la delincuencia, y donde se reconocía su labor en la prevención y represión en sus cinco primeros años de trabajo en el municipio en los que tampoco faltó la resolución de algún homicidio. "Actuabamos como policía integral, abarcando todos os ámbitos, mesmo o xudicial", rememora.

Una de las operaciones más mediáticas fue la intervención de 126.000 dosis de cocaína en el aeropuerto vigués de Peinador en una operación conjunta de las policías de Cangas y Moaña. Alberto Agulla y Daniel Macenlle encajaban "como un guante" a la hora de trabajar y los resultados eran satisfactorios . Pero él prefiere diluir el protagonismo en la plantilla y los apoyos recibidos, insiste en que el éxito se debió al compromiso y al trabajo en equipo por encima de los quehaceres individuales.

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