Un grupo de ocho familias, entre ellas cuatro matrimonios con hijos e hijas, incluso nietas, en la Orden y Mandato San Miguel Arcángel, que fue intervenida en octubre por el Obispado de Tui-Vigo tras las denuncias contra su fundador, Feliciano Miguel Rosendo, por presuntos abusos sexuales y delitos fiscales en la casa que regentaba en Santa María de Oia, dio por primera vez ayer la cara en Moaña, para reafirmarse en la denuncia y pedir una respuesta contundente de las autoridades eclesiásticas en toda España. Señalan que las personas que siguen en la orden, que actúa ahora como La Voz del Serviam, con casas en Collado Villalba y El Escorial, lo hacen "con su voluntad anulada por este individuo".

Este grupo de ocho familias de Vigo, Moaña y Redondela denuncia, además, que Miguel Rosendo, que fue destituido por el obispo de Tui-Vigo y se trasladó a Madrid, "ha dirigido y sigue dirigiendo un entramado de estafa y tráfico de influencias, adaptado a su lucro personal, amparándose en una supuesta idea de acción social y familia cristiana y haciendo ver que todo era para la obra de la Iglesia". Las familias que ayer salieron a la luz pública quieren que el Papa actúe contra esta orden, que ya califican de secta, con la misma contundencia que lo hizo en los casos de abusos sexuales a menores en Granada. En este sentido, afirman que estuvieron en contacto con el nuncio Papal, al que entregaron documentación sobre los escándalos de Miguel Rosendo da Silva. Consideran que la única forma que tienen de recuperar a sus hijos es convencerlos de que están fuera de la Iglesia. "Ellos nos rechazan. Aseguran que les estamos fastidiando la vida". Las familias alaban el comportamiento del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, por expulsar a la orden de la lglesia. Manifiestan también que el juzgado de Instrucción nº 1 de Tui abrió diligencias y llamó a declarar a varios de los exmiembros de esta orden, así como al propio Miguel Rosendo, aunque desconocen si acudió.

Respecto a los abusos sexuales a las siervas de la polémica orden, las familias que comparecieron ayer en Moaña señalan que "una de las mujeres víctimas de estos abusos relató cómo Miguel Rosendo le aseguraba que por su semen les llegaba el Cuerpo de Cristo, y que de esa manera le purificaba. Disfrazaba como trabajos de limpiezas espirituales tocamientos y actos sexuales a mujeres. Les decía que lo que hacía con ellas era algo espiritual y que ellas eran escogidas por Dios". No dudan en señalar que "Miguel Rosendo tuvo relaciones con varias personas pertenecientes a la asociación, argumentando que eran rituales de sanación, en los que también participaban miguelianas" y comentan que según el informe realizado por el investigador contratado por ellos, a algunas mujeres con las que mantenía relaciones les ordenaba tomarse todos los días una pastilla, sin desvelar su composición ni finalidad. Comentan también que cuando una de las mujeres residentes en San Lorenzo de El Escorial fue retenida físicamente contra su voluntad por varias religiosas, llamaron a Miguel Rosendo para que la coaccionara verbalmente. Ellos mismos reconocen la dificultad de atrapar al fundador de la Orden siguiendo la senda de los abusos sexuales. Afirman que estas prácticas se realizan con personas mayores de edad y con consentimiento, "pero han podido constituir un delito por valerse el supuesto abusador de una situación de superioridad sobre sus víctimas, a las que anulaba su voluntad". Denuncian que el fundador emparejaba a sus siervos según sus preferencias, sin importarles nada sus sentimientos, "solo en función de los intereses del líder sectario". Comentan que en la orden se han llegado a celebrar entre los miembros de la organización hasta cinco bodas en solo seis meses.

"En la casa madre de la organización algunos de los aquí presentes, que en el pasado desempeñaron funciones relevantes en el seno de organización, han sido testigos del trasiego de sobres, aportaciones que Miguel Rosendo tenía siempre que bendecir y que se componían de fajos de billetes de 500 euros". Comentan que en la citada casa había tres cajas fuertes y a ella llegaban tráileres repletos de "providencia" o donaciones que Miguel Rosendo bendecía y supervisaba y que no paliaban la situación de penuria y miseria en la que vivían otros miembros. Las familias manifiestan que Miguel Rosendo simulaba hablar arameo, practicaba rituales próximos a la santería, el ocultismo y el satanismo, que aseguraba que murió cuando tenía dos años y que resucitó tras ser enterrado gracias a la intervención divina. "Decía que por las noches luchaba contra el diablo, que fue restaurador de castillos en Francia y portero del Paris Saint Gemain y que una princesa le pidió matrimonio, pero que no aceptó porque no era lo que Dios quería". Denuncian que Miguel Rosendo aún tiene el apoyo de algunos miembros de la Iglesia, como el influyente cura que perteneció a los Legionarios de Cristo, Ignacio Oriol, que mantenía reuniones con él.