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El año que Sabucedo aloitó en el monte

Los vecinos logran sanear, rapar y marcar alrededor de 225 équidos, cantidad similar a la de los curros de los últimos años

Un grupo de caballos corre por el monte.

"Es una Rapa digna de vivir". Lo dice alguien que ha visto muchos curros en Sabucedo y que las últimas semanas se ha sumado, como vecino de esta parroquia de A Estrada, a los trabajos programados de manera sucesiva en el monte para sanear, rapar y marcar a las manadas de O Santo. Este ha sido un año sin curro, pero no podía ser un año Rapa. Con todo el respeto que infunde la pandemia y tomando todas las medidas para evitar la propagación del coronavirus, el hombre cumplió con su parte del trato en esta tradición secular. El 2020 será recordado como el año en que Sabucedo aloitó en el monte.

En total fueron cuatro las jornadas de trabajo, aunque solo habían trascendido dos. Permitieron prestar cuidados a 225 équidos, una cifra similar que la que se ha venido rapando en el curro del Campo do Medio en los últimos años. En la jornada de ayer las labores se realizaron en el monte de A Conla, en Quireza, contando con alrededor de 60 personas, al igual que en la jornada del 23 de agosto, cuando los vecinos del entorno peinaron el Cávado en busca de los animales con los que la célebre Rapa das Bestas honra desde hace siglos a San Lourenzo, el patrón de este enclave estradense.

Hasta él no han podido peregrinar este año las miles de personas que acuden a presenciar este encuentro entre hombre y caballo, ni tampoco los cientos de medios de comunicación de todo el mundo que dan testimonio de esta inquebrantable unión que han forjado años de esfuerzo y pasión.

La subida al monte arrancó ayer alrededor de las 07,30 horas y al filo de las 19.00 aun no se habían acabado los trabajos. Hubo tiempo para la desparasitación, la separación de los machos del año -se los conduce al cierre de O Curuto- y para la identificación de las yeguas con microchip. Los caballos se marcan para tener identificada a toda la cabaña pero no se les coloca el microchip. Después de ser retirados al cierre de O Curuto, algunos de ellos regresarán al monte, incorporándose a alguna manada para dar relevo al "garañón". Otros se venden. Y es que mantenerlos a todos únicamente favorecería la dispersión de la manada, que terminaría buscando alimento fuera de las zonas de monte que conforman su hábitat natural. De este modo, se consigue que el número de ejemplares de cada una de ellas sea mayor, con un único macho dominante en torno al cual se agrupen las yaguas.

Y en su misma casa se aloitó. El más difícil todavía. Lástima que la crisis sanitaria no permitiese disfrutar del espectáculo, una hazaña solo reservada a los más valientes. La técnica fue la misma que la que se aplica en el curro: dos a la cabeza y uno al rabo, si bien la situación se complica al ser mucho mayor el espacio acotado para los animales y menor el número de ejemplares reunidos, con mucha más facilidad para regatear a los aloitadores y con un suelo no exento tampoco de dificultades añadidas. A ello súmenle el esfuerzo de llevar mascarilla. Sin embargo, al final los 50 caballos de ayer salieron rapados.

Desde Rapa das Bestas se explicó que, tras haber acudido en jornadas anteriores al Montouto y As Lamas, quedaría ahora recorrer A Pranzadoira y algunas zonas sueltas que limitan con montes en los que ya se reunió a los caballos. Sin embargo, ahora se dará algo de descanso a los vecinos. Las labores realizadas hasta la fecha permitieron colocar 40 microchips.

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