Los pioneros del sector productor del aceite y de la aceituna en Galicia constataron ayer en A Estrada que deben variar sus plantaciones para que sean rentables. Un total de 35 productores procedentes de los puntos más dispares de Galicia se dieron cita en plantaciones radicads en Agar, Vilafruxil y A Chousa de Moreira así como en Dorelle de San Xiao de Vea para participar en una jornada de formación sobre cultivo y poda de olivos en Galicia organizada por la Asociación de Produtores de Aceite e Aceituna de Galicia (Apaag) con apoyo de la Axencia Galega de Calidade Alimentaria (Agacal) de la Consellería de Medio Rural y el Fondo Europeo Agrícola de Desenvolvemento Rural (Feader). Y, de la mano del experto en olivicultura Ramón Pulgar -de reconocido prestigio, vinculado al sector oleico de la zona comprendida entre Jaén y Toledo y con múltiples contactos por Europa- conocieron cuáles son los errores de sus plantaciones que deben corregir.

En una intensa sesión matutina eminentemente práctica, constataron que la mala cosecha de este año se debe a que durante la época de floración -en mayo- llovió muchos días seguidos, provocando un aborto ovárico que frustró parte de la cosecha.Más allá de la climatología adversa, Pulgar incidió en que la plantación superintensiva por la que, mal asesorado, apostó hace cinco años el sector en Galicia -plantando 2.000 olivos mayoritariamente de la productiva variedad catalana arbequina por hectárea en seto- y las propias características de las plantaciones y de los suelos de Galicia impiden que las plantaciones logren la rentabilidad deseada.

Las cifras son elocuentes. Apaag suma más de 170 asociados que reúnen 164 hectáreas plantadas con un total de 180.000 olivos, según detalló su presidente, José Antonio García. Son mayoriamente propietarios de tierras que quisieron ponerlas en producción y apostaron para ello por los olivos. Pero sus fincas son mayoritariamente pequeñas y de secano.Esto, sumado a la apuesta por la producción superintensiva,merma su rentabilidad.

Y es que, según detalló Pulgar, aunque en Galicia "llueva mucho y haya agua", las "tierras tienen muy poca capacidad para retenerla. Son muy arenosas". Y eso hace que, en épocas de sequía como la actual, las plantas lleguen a "pasar sed". Por eso, apunta, aprovechando que aquí hay posibilidad de realizar sondeos o captaciones de aguas, lo ideal sería dotar a las fincas de "un sistema de riego y fertilización" conjunto, que asegure que la planta tiene continuamente humedad y abono aunque no llueva. Al fin y al cabo, apuntó, "el crecimiento de ahora es la cosecha del año que viene".

Asimismo, agregó convendría pasar del modelo superintensivo al intensivo. El primero es "casi industrial" y rentable en plantaciones de 10 o 15 hectáreas, con 2.000 plantas por hectárea en seto que permiten la recogida de la aceituna con cosechadora pero requiereuna atención técnica constante y en él las plagas se extienden mucho más fácil. El intensivo -con entre 350 y 600 plantas por hectárea, frente a las 100 del cultivo tradicional- no permite la recogida con cosechadora pero al tener olivos más grandes en fincas pequeñas como las predominantes en Galicia -de entre una hectárea y hectárea y media a menudo con difícil acceso para una cosechadora que resultaría demasiado caro traer, a diferencia del sur o de Portugal, donde hay plantaciones de 100 o 200 hectáreas- sería más rentable. L a rentabilidad sería más tardía: de los 4 años del modelo superintensivo a los 10 o 12 del intensivo pero, al permitir el crecimiento del árbol -cuya producción luego habría que recoger a mano o con vibrador- terminaría siendo más rentable porque podrían alcanzarse 20 o 25 kilos de aceituna.

Para reconvertir sus plantaciones, Pulgar le recomienda a los productores gallegos levantar parte de las plantas en seto y aprovecharlas para crear nuevas plantaciones dotándolas a todas de riego y fertilización así como de un asesoramiento técnico específico que tenga en cuenta las características climatológicas de la zona donde esté emplazada la plantación (en algunas baja demasido la temperatura, en otras hay muchas nieblas y humedades y los tratamientos fitosanitarios tienen que ser diferenciales).

En su opinión, hay que tener en cuenta también la especificidad del sector en Galicia, que apuesta por la producción del aceite y la aceituna como complemento de su actividad económica principal. Cee que, una vez que pase el período actual de reflexión y de cambio de modelo, "en unos años" en Galicia "habrá un sector económico pequeñito de autoconsumo o de producto gourmet" que va a tener "un producto diferenciado con hueco en el nicho gourmet". Para ello, no solo aconseja cambiar de modelo superintensivo a intensivo sino también favorecer la plantación de variedades autóctonas como la brava o la mansa e incluso otras que está estudiando la xunta para hacer un aceite diferente mediante un "coupage" de arbequina con variedades locales. Sería rentable conómicamente y atractivo organolépticamente porque el clima y el suelo diferenciales de Galicia ya le daría un sabor diferenciado a su aceite.

Y, en ese sector, los productores de A Estrada están llamados a liderar al sector en la provincia, según el presidente de Apaag. No en vano, de los 70 productores de la provincia asociados al ente, doce son de A Estrada y están formando un colectivo que presidirá Juan Carlos Mosquera. Ayer el edil Gonzalo Louzao -que acudió a Río Ulla, donde compartieron almuerzo de conftaternidad los asistentes al curso- elogió su esfuerzo y consideró que unirse es una buena opción para "salir adelante" al igual que apostar por la tecnología facilita la rentabilidad.