En julio de 2013 la entonces alcaldesa de Silleda, Paula Fernández Pena, ofició la primera "acogida ciudadana" de una bebé del municipio. Fue, hasta la fecha, el único ejemplo en toda la comarca de una ceremonia también conocida como "bautismo religioso", aunque una y otro solo coincidan en que suponen el ingreso del recién nacido en la sociedad o en un determinada manifestación religiosa.

Trasdeza cuenta desde 2011 con un reglamento municipal de las ceremonias civiles que soliciten los ciudadanos. Y en esta normativa figura no solo ésta de acogida ciudadana, sino también la de los matrimonios civiles, el compromiso ciudadano y las exequias y despedida de la comunidad. En la ceremonia de compromiso ciudadanos, el vecino mayor de edad renueva o exterioriza públicamente sus deberes en cuanto a la igualdad, la solidaridad o la democracia. Es, por así decirlo, el equivalente al sacramento cristiano de la Confirmación, en el que el creyente renueva las promesas que hicieron sus progenitores y padrinos durante el bautismo para con su religión. Y en cuanto a la despedida civil, no tiene necesariamente por qué sustituir a las exequias religiosas, puesto que los familiares de la persona difunta puede pedir este despedida antes o después de la inhumación o cremación.

La ordenanza de Silleda se puso en marcha hace casi nueve años para difundir los valores cívicos de solidaridad, cohesión social y respeto, pero también para potenciar la conciencia de pertenencia a este municipio. Las tasas que marca por cada uno de estos actos civiles son de 80 euros, salvo para las bodas civiles, que cuestan 160 si ninguno de los miembros de la pareja está empadronado en Silleda.