Los autónomos representan una más que importante masa social de la economía, pero el espíritu emprendedor tiene, además de los riesgos propios de la gestión de una empresa, otras conocidas como las cuantías fijadas para sus bases de cotización o una desprotección que no tienen en muchos casos los empleados por cuenta ajena. En unas comarcas con numerosos emprendedores, pese a que la crisis se llevó por delante decenas de empresas de sectores estratégicos en la economía de Deza y Tabeirós-Montes, la caída de autónomos se evidencia como un goteo constante. Si durante el pasado año se destruyeron 142 activos de este tipo, si comparamos los datos oficiales con los de diciembre de 2008, observamos que en entonces había en las comarcas 2.047 trabajadores por cuenta propia más que en la actualidad.

Sirva como ejemplo Lalín, que aunque se mantiene entre los concellos de la provincia con más autónomos, hace 11 años rozaba los tres millares (2.796) y ahora está en 2.372. También es respetable el descenso experimentado en A Estrada, que pasó de 2.365 a 1.797. En el caso de Silleda fueron 355 los que se quedaron por el camino, una vez que el censo actual coloca a la tercera localidad de las comarcas en población con 1.194 autónomos. En Dozón, por citar el núcleo con menos vecinos, los trabajadores por cuenta propia son el 61% de los 336 totales.