Lo que mal comienza, a veces, puede acabar regular. Este es el caso del nuevo parque infantil de la Praza da Vila de Lalín, una infraestructura que se hizo esperar, que había sido proyectada por el gobierno anterior y que el actual la mantuvo aunque con unos ligeros retoques. Con su inauguración, este viernes, comenzaron a propagarse en la calle y en las redes sociales numerosas quejas de padres, quienes lamentaban la falta de elementos de juego para los niños de más corta edad o que otras zonas del recinto estuviesen pensadas para casi adolescentes.
Nunca llueve a gusto de todos y Lalín no es una excepción. La meteorología fue una de las responsables de la demora en la recepción de la obra por parte del Concello y a estas alturas todavía resta por completar la imprimación de bancos pétreos. La renovación de este céntrico recinto infantil no arrancó con buen pie. La exedil de Parques Celia Alonso anunciaba por las fiestas patronales de 2018 un proyecto en el que sus diseñadores habían trasladado elementos modernos y vanguardistas en este tipo de infraestructuras, rehuyendo así de los clásicos columpios toboganes y poco más. Se apostaba por una infraestructura distinta y, con cargo al Plan Concellos de la Diputación provincial, la obra salía más tarde a licitación -hay que recordar que se trata de una primera fase- por 320.000 euros.
La falta de zonas de sombra fue uno de los primeros inconvenientes detectados, así como la posible instalación de otros elementos estéticos, pero ahí la administración se topó con la rectitud de Patrimonio, por la proximidad del recinto a la iglesia parroquial. El gobierno adjudicaba los trabajos a la firma Galitec por 312.000 euros, con el PP en la oposición solicitando que dejase en suspenso hasta la toma de posesión de la nueva corporación. Finalmente, el actual ejecutivo daba para adelante al proyecto y los trabajos se iniciaban el 26 de junio pasado, con el objetivo de que las familias lalinenses pudiesen disfrutar del nuevo parque para las pasadas fiestas patronales de septiembre. El equipo de Crespo justificó su decisión alegando que en caso de echar abajo el proyecto se podrían perder los fondos provinciales, pues los tiempos administrativos apremiaban buscar un nuevo destino para el dinero resultaba complicado, además de que la concesionaria tendría derecho a recibir una compensación económica.
Cuando todo parecía que ya estaba encaminado, la obra sufrió los primeros retrasos y ya se atisbaba que el parque no podría ser inaugurado para As Dores. Primero una plaga de estorninos -la presencia de estas aves migratorias es frecuente en esta y otras zonas del núcleo urbano- y después el mal tiempo motivaron que la apertura de la instalación se retrasase hasta los primeros días del presente año.
Pero no todo son críticas, pues también hay voces favorables a esta propuesta. Porque obras son amores, que no buenas razones, o eso parece, aunque no necesariamente siempre es así.
