La participación en las pasadas elecciones municipales en la comarca dezana es una de las más altas que se recuerda y está claramente por encima de convocatorias de los últimos años, también en comparación a la de las Generales del pasado 28 de abril. La movilización del electorado ejercida por los partidos políticos fue de tal dimensión que, por ejemplo, en algunas parroquias de Lalín se puede decir que nadie se quedó en casa el pasado domingo para la elección del que será su alcalde durante los próximos cuatro años.
En términos comarcales la abstención se redujo en todos los casos en comparación con las elecciones de 2015 y la afluencia masiva de los dezanos se constata con lo que dibujan los datos oficiales. En un territorio envejecido que pierde población a un ritmo vertiginoso, lógicamente esta caída de habitantes se traduce en un censo electoral más corto. Si comparamos los balances de las personas que tenían derecho a voto en 2015 con las del domingo se constata un recorte del censo electoral de cerca de 1.200 personas. Pese a esta importante reducción de los mayores de 18 años, en la cita electoral del pasado día 26 ejercieron su derecho a voto 690 personas más que hace cuatro años. Así las cosas, mientras que en mayo de 2015 fueron 25.756 las personas que cogieron una papeleta para depositarla en la urna, ahora son exactamente 26.449. Este es otro dato irrefutable de que la abstención se movió en unos índices muy escasos, máxime, cuando, como apuntamos con anterioridad, el censo electoral cayó de los 34.997 potenciales votantes a los 33.808.
La participación en Lalín fue cinco puntos porcentuales superior, o lo que es lo mismo, votaron 730 ciudadanos más de los que lo habían hecho cuatro años atrás. Los porcentajes pasan de un 73,5 al 78,5 y, aunque son elevados, hay otros concellos dezanos que los rebasan con claridad.
Silleda fue el municipio que registró una participación más baja -el 75,26%- aunque creció en algo más de un punto. La diferencia de votantes respecto a la anterior cita con las urnas fue de 24 personas, si bien su censo era inferior en 53 vecinos de más de 18 años.
Vila de Cruces es uno de los concellos que llaman la atención por esta progresión, sobre todo porque hay que subrayar que su censo electoral se redujo en exactamente 351 personas. Aún así, la participación aumentó casi en siete puntos y se fue hasta el 75,6 por ciento.
En el caso de Rodeiro, este municipio sí se resintió de la caída poblacional, consecuencia directa de que el censo electoral para las municipales figurasen 237 personas menos que hace cuatro años. No obstante, la diferencia de votantes fue mucho menor, de, en concreto 189. La capital de Camba es el segundo concello dezano que registró una participación más alta al situarse en el 83,44%, medio punto por encima de 2015.
Agolada es el concello donde menos abstención hubo al registrar un espectacular incremento en la participación, que sube en algo más de 11 puntos. Con estos registros en la mano, podemos concluir que casi 83 de cada cien vecinos con derecho a voto acudieron a la llamada de las urnas. Son 98 más que en los anteriores comicios locales, pese al recorte del censo en 205 personas.
En Dozón votaron 38 vecinos menos, aunque la caída del censo electoral fue de 153. La participación registrada en esta localidad se situó en el 75,4% luego de crecer en casi 3,7 puntos en comparación con las últimas municipales.
