Al igual que muchos de los que han tenido que emigrar, la morriña lo atrapa. Luis Miguel "Luismi" Rivadulla lleva desde el pasado mes de octubre en Finlandia. Allí ha vivido días consecutivos en los que la temperatura rondaba los -33 grados y un invierno en el que ver la luz del sol era cuestión de unas pocas horas. "Aquí el sol casi no se levanta nada así que durante el invierno lo vemos muy poco", lamenta. El trabajo como soldador de maquinaria y la posibilidad de aprender inglés fueron sin embargo un importante reclamo para un hombre que sueña con volver cuanto antes su tierra.
Luismi Rivadulla se adentró pronto en el mundo del aluminio, ya que desde los 18 años trabajó con su padre en el sector. En los últimos años sin embargo, la crisis hizo descender el trabajo y se preparó para una temporada de paro. En ese momento decidió aprovechar para aumentar su formación, realizando un curso de soldadura y calderería en el FP de Vila de Cruces. Al terminar le ofrecieron varias alternativas para realizar sus prácticas en el extranjero y no dudó, eligió Finlandia. "La nieve y el esquí me gustan y conocí a gente que me dijo que las condiciones eran muy buenas así que decidí venir seis meses de prácticas", recuerda. Antes de finalizar ese periodo, Luismi se encontró con una oferta de contrato sobre la mesa por otros seis meses que no dudó en aceptar.
"Aquí las condiciones de trabajo son muy buenas. Por sueldo y horas de trabajo hay mucha diferencia con España, aunque también hay que decir que la vida aquí es mucho más cara", explica, aunque reconoce que en este sentido le ayuda el poder vivir en una residencia de estudiantes, en la que comparte piso con un griego. En Finlandia, el estradense se dedica al trabajo de soldadura, algo que le gusta. Su labor se centra en el montaje de grandes maquinas que se encargan de triturar piedra. Son maquinaria utilizada principalmente en trabajos de minería, ya que permiten convertir grandes piedas en arena.
Al estradense le quedan ahora varios meses de trabajo por delante. Su contrato termina el día 31 de agosto. Antes, y espera que pueda ser durante las fiestas de A Estrada, vendrá a pasar las vacaciones a casa. Sobre si continuará o no en el país nórdico, el soldador reconoce que tiene ganas de volver a Galicia. "Estar aquí está muy bien como experiencia, te ayuda mucho a nivel económico y te permite aumentar tu currículo, porque queda bien decir que trabajaste en una empresa como esta durante tantos meses. Sin embargo, no cambio esto por estar en Galicia. Por clima, por comida, por gente... No tengo dudas. Creo que prefiero ganar menos dinero pero poder estar ahí", admite el estradense.
Un idioma "imposible"
Uno de los factores que más animaron a Luismi Rivadulla a aceptar el reto de trasladarse al frío país nórdico fue la posibilidad de perfeccionar su inglés, algo que también ayudaría a la hora de mejorar su currículo. En Finlandia se encontró dos idiomas. Por un lado el finlandés, al que intentó acercase sin éxito. "Es un idioma imposible. No se parece en nada a lo que estamos acostumbrados. Suena rarísimo", explica. La suerte para él es que la mayor parte de la población tiene un nivel muy alto de inglés, un idioma que habla a diario la gente más joven.
El estradense reside en la localidad de Tampere, que se encuentra situada a unos 100 kilómetros al norte de la capital de Finlandia, Helsinki. Se trata de la segunda ciudad más poblada del país. Allí comienza a disfrutar de los primeros destellos de una primavera en la que las temperaturas dan un respiro y el sol se deja ver más de los acostumbrado en los últimos meses. Mientras, Luismi habla de la morriña de los gallegos que abandonan su tierra. A él le ha tocado vivir en primera persona un sentimiento al que espera poder poner fin pronto.
