La Dirección General de Memoria Histórica del Ministerio de Justicia solicita a 656 ayuntamientos, de ellos 15 gallegos, la retirada inmediata de los vestigios del franquismo que aún sobreviven en sus escenarios públicos y pide a los gobiernos autonómicos que verifiquen "la no existencia de símbolos de exaltación". De estos municipios de Deza figura Agolada. Entre los símbolos que se pueden observar aquí figuran designaciones de calles o representaciones que se mantienen en lugares, como en fuentes públicas de algunas parroquias.
El casco urbano agoladés mantiene las avenidas de Calvo Sotelo y del Iryda. José Calvo Sotelo fue uno de los adversarios más tenaces de la República. Mientras, el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (Iryda) fue un organismo público español, activo entre 1971 y 1995. "Por lo que respeta a la Rúa Iryda, es un nombre que se dio durante el franquismo, y en la mayor parte de los concellos tenían ese nombre, como el de Silleda en dónde ya lo cambiaron, y es de dudoso gusto que las siglas de un organismo oficial de la época franquista sirvan para dar nombre a una calle", señala Manolo Igrexas.
El Ministerio de Justicia ha detectado que destacadas figuras del franquismo todavía dan nombre a 1.171 calles y plazas españolas. En el caso de Agolada, esta simbología, a través de los nombres de las calles, no es la única, sino que también hay otras alegorías, como indica el vecino Ángel Utrera. "En Trabancas, concretamente en el lugar de Romariz, hay una fuente con yugo y flechas, al igual que en otra en San Paio de Bais". Cabe destacar que el yugo y las flechas forman parte de la simbología franquista, al igual que otros emblemas utilizados en el escudo español durante la dictadura. Sin embargo, su origen viene de años atrás, ya que realmente el Franquismo tomó estos símbolos de los Reyes Católicos: Fernando de Aragón había adaptado el yugo como emblema personal e Isabel lo había hecho con las flechas.
Hay que recordar que la actual Praza do Concello de Agolada se llamaba Praza do Generalísimo. Entre los vecinos hace años se impulsó una campaña, a raíz de una recogida de firmas, impulsada por el exconcejal del BNG del municipio Xosé Ramón Blanco. Sería tiempo después, en noviembre de 2017, cuando el pleno de la corporación aprobó la actual designación de esta plaza.
A través de esta petición los ciudadanos firmaron para propiciar la desaparición definitiva y una vez por todas, de estas secuelas franquistas del municipio para de esta forma, restablecer parte de la Memoria Histórica, la dignidad de los que defendieron el gobierno democrático de la República y de las personas represaliadas durante los 40 años del Franquismo.
