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Las trombas duplican el caudal del Deza

Las lluvias de enero apenas superan a las del mismo mes de 2018, además de que cayeron más concentradas y con jornadas de hasta 76 litros por metro cuadrado

Menos días de lluvia y precipitaciones más concentradas. Es una de las consecuencias del cambio climático ya palpables en la comarca dezana. Si el invierno de 2017 arrancó peligrosamente seco y el año pasado las lluvias también se hacían de rogar desde el otoño, en este la tónica fue casi un mes de cielos despejados para, desde el 18 de enero y en sólo 12 días, recoger hasta 235,8 litros por metro cuadrado (l/m2) en la estación meteorológica de Pereira, en Forcarei.

También es cierto que esta zona es, con diferencia, la más lluviosa de Deza y Tabeirós-Montes. No en vano, en enero de 2018 cayeron aquí 293 l/m2. Pero fueron durante 18 días, no 12, y esta vez hubo una jornada en la que se recogieron 76,6 milímetros. Salvo en la de Forcarei, en el resto de estaciones de la red de Meteogalicia, se recogieron más precipitaciones que el año pasado. En el casco urbano de Lalín en enero cayeron 124,4 milímetros, frente a los 113,9 de 2018, y en Mouriscade 130,4, (109,6). Son valores muy similares a los de la Serra do Faro, con 137 l/m2, también por encima de los 131, 6 del año pasado.

Las trombas de agua motivaron la rápida crecida de los caudales, que puede apreciarse no solo en el Toxa (un río bastante estrecho y que eso goza de una catarata espectacular) o en el Deza, sino incluso en el Ulla, a punto de subir por encima de algunas de las pasarelas que comunican las Insuas de Gres, en Vila de Cruces. En sus informes sobre los aforos de los ríos, Meteogalicia permite consultar datos sobre el Arnego-Ulla (a la altura de Agolada) y sobre el Deza, en Silleda. Pues bien: ayer a media tarde el nivel medio del Deza estaba en 2,4 metros, mientras que el sábado, recién pasado el temporal Helena, alcanzaba los 3,2. Si nos remontamos al 18 de enero, después de casi tres semanas sin lluvias, este nivel era bastante más bajo, de 1,7 metros. Sin embargo, el 31 de enero, tras días de lluvias torrenciales, subió a los 3,2 metros. El caudal medio (son los metros cúbicos de agua que pasan por segundo) da una idea del efecto de los aguaceros. El 18 de enero era de 9,9 m3/s; pero el 31 de enero se disparó a los 94,2. Ayer, una vez regresada la calma, ya había bajado a los 43,09.

Idéntica situación se da en el Arnego-Ulla: su caudal a mediados de enero era de 22,1 m3/s; y el 31 de enero estaba en más del doble, con 56,2. Ayer había bajado ya a los 22,1. Su nivel medio ayer por la tarde estaba ya en los 1,8 metros, por debajo tanto de los 1,9 de 18 de enero y de los 2,5 que llegó a alcanzar el 31, durante la última jornada del mes.

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