Isabel Rubio ya había dirigido los compases de Miss Saigon frente a la Banda de Lalín en marzo de 2015, en calidad de directora invitada y durante un concierto benéfico. Ayer, este tema de Claude Michel Schönberg fue la última de las piezas con la que cerró el también último concierto al frente de la formación. Cosas del destino, pero es que con este pieza también había llevado un premio en un certamen con una anda de su tierra, Murcia. De hecho, tanto la directora como buena parte de los músicos interpretaron la composición con lágrimas en los ojos, y la emoción se haría todavía más patente cuando, ya en las ovaciones y a modo de sorpresa, los músicos comenzaron a tocar un fragmento de la zarzuela La Parranda, el que lleva por nombre Canto a Murcia. Era uno de los numerosos regalos que ayer se llevó la que fue directora de la banda lalinense desde finales de 2015. Una foto con la actuación en el reciente Certame Galego de Bandas de Música (la de Lalín quedó segunda), una batuta hecha a mano en Estados Unidos y una figura en cerámica del árbol de la vida completaron los detalles.

Pero los agradecimientos también tomaron la forma de palabra, en la voz del presidente de la banda, Alejandro Piñeiro. Durante su intervención, quiso destacar el gran talento profesional de Isabel Rubio pero también su integración en la villa y su labor dinamizadora a la hora de montar conciertos con otras entidades como Máisquedanza, Scene Ballet, A Banda da Tasca o Fantoches Baj. Su trabajo también queda reflejada en la incorporación de más de 30 niños en los últimos tres años. Por parte de la joven, se dirigió al público afirmando que no solo se llevaba una experiencia laboral, sino el cariño de todos los presentes. Su carrera seguirá ahora como directora asociada de la Joven Orquesta Sinfónica y Orquesta Escuela de Granada.