El restaurante Las Camelias, emplazado en el lugar de As Carballas, en la parroquia estradense de Loimil, cierra los lunes por descanso de personal. Sin embargo, este domingo no sirvió cenas. Un cartel, todavía visible en la tarde de ayer, informaba a los clientes: "cerrado por motivos personales". "El domingo por la noche cerramos porque estábamos sin dormir. Hicimos el servicio de mediodía y ya cerramos. No fuimos capaces. Ya no anduvimos bien al mediodía como para estar de noche". Así lo explica Ana, la propietaria de este establecimiento hostelero, todavía con el susto en el cuerpo. Le tocó a ella encarar a los dos encapuchados que en la noche del sábado asaltaron este restaurante pidiendo la recaudación con un cuchillo y un hacha en la mano.

Los últimos clientes acaban de salir por la puerta. Había sido un buen día de trabajo y los propietarios de este establecimiento hostelero se quedaron para recoger. "En dos minutos ya entraron", recuerda Ana. No les vio la cara en ningún momento pero sí la navaja del primero y, especialmente, el hacha que portaba el que entró justo detrás. "El primero no me impresionó pero el segundo, al ver el hecha, me tiró para atrás", relata.

Su voz no puede esconder que el recuerdo de la escena todavía le afecta. La impresión dejó huella. Explica que los dos asaltantes, al margen de la propia intimidación que supone el hecho de que fuesen encapuchados y portando arma blanca, les dejaron claro desde el primer momento que no tenían intención de hacerles daño, que lo que les interesaba era llevarse el dinero que había en la caja registradora. "Dame la pasta. Solo queremos el dinero" , recuerda la propietaria de As Camelias. "A nosotros no nos tocaron", continúa, antes de cerrar la reconstrucción mental de la escena con un "fue todo muy rápido".

Después del asalto, estos hosteleros pusieron los hechos en conocimiento de la Guardia Civil y presentaron la correspondiente denuncia. Los dos encapuchados se llevaron todo la recaudado en la larga jornada de trabajo. "Para nosotros es mucho. Fue un sábado bueno y serían sobre 2.000 euros, que para nosotros es mucho", repite esta hostelera.

Los propietarios de As Camelias llevan en este negocio casi 13 años. Nunca les había sucedido nada similar a lo ocurrido en la noche del pasado sábado. Solo en una ocasión alguien intentó entrar en el establecimiento, presumiblemente con la intención de llevarse la recaudación de la máquina tragaperras. Los amigos de lo ajeno forzaron la reja del establecimiento, situado al pie de la N-525, que conecta el término municipal de A Estrada con el vecino Concello de Silleda. "Forzaron la puerta. No fue nada," recuerda Ana, a quien le resulta incluso difícil recordar cuándo fue ese intento de robo. Solo recuerda que en ese momento decidieron quitar la tragaperras de su local y que esta máquina desapareció hace ya años de As Camelias.

Sin embargo, lo vivido el sábado le costará olvidarlo. "Pensé que era una broma. Cuando entró el primero pensé para mí que era una broma; que alguien quería gastarme una broma. Pero el segundo ya me impresionó", confiesa esta hotelera. Hoy regresa al trabajo.