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Economía circular encima de la vieja mina

El grupo asentado en la corta de Arinteiro recalca que recuperó 400 hectáreas degradadas por la extracción

Vista de la explotación de áridos de Explotaciones Gallegas, sobre la antigua corta minera de Arinteiro.

En 1986, cuando Río Tinto cesó las labores de extracción de cobre después de 13 años en las cortas de Bama y Arinteiro (repartidas entre O Pino y Touro), no existía ninguna normativa ambiental que obligase a la firma a regenerar las más de 500 hectáreas degradadas. No era el primer impacto minero que sufría la zona, puesto que ya a finales del siglo XIX varias empresas inglesas sacaban de aquí hierro y cobre, que se exportaba desde el puerto de Carril, en Vilagarcía.

La labor minera no afectó solo al paisaje, carente de vegetación. Las rocas, desnudas y expuestas a las lluvias, contribuían a aumentar la presencia de aluminio, hierro y manganeso en las aguas, hasta el punto de que en algunos cauces su pH estaba por debajo de la mitad de lo ideal, debido a la tremenda acidez. En 1993 Explotaciones Gallegas, Exga, compra las 520 hectáreas de la antigua mina: en la corta de Arinteiro establece su actividad, aprovechando las instalaciones de la antigua empresa y donde con el paso del tiempo (en torno a 2005) se van asentando otras tres firmas del grupo. La corta de Bama, desde finales de los 90, sirvió para un proceso pionero de regeneración de suelo que terminó convirtiendo el hueco en un humedal donde viven patos y otras especies. Los vecinos alertan de aguas con tonos anaranjados o blancos, y el grupo empresarial indica que se debe a la presencia natural de hierro o de aluminio y que lo sospechoso sería un cauce totalmente transparente como el del arroyo Portapego, cuyo pH es muy bajo. De hecho, en este arroyo y en Pucheiras, al no corregirse el agua, se desarrollaron organismos extremófilos, propios de medios hiperácidos y que semejan una capa oleosa sobre el agua. La NASA los estudia en Riotinto y, en el caso de Touro, se le explicó a la Valedora do Pobo por qué no podían corregirse, al ser objeto de análisis. En cualquier caso, Bama tiene una EDAR propia y los sólidos de aluminio que se ven a simple vista cerca del humedal son inocuos, sostiene.

El grupo, sobre todo a través de Tratamiento Ecológicos del Noroeste (TEN) intenta frenar el impacto mineral con una economía circular. En su planta se tratan un máximo de 153.000 toneladas anuales bajo las directrices de una Autorización Ambiental Integrada. La empresa indica que entran lodos de depuradora, cenizas de Ence y subproductos de origen animal como piel o vísceras. Se revisa el material con una inspección ocular y se mezcla con biomasa triturada. El resultado se apila en montones al aire libre, para que fermente a alta temperatura y pierda humedad. Hay gaviotas, tan tierra adentro, buscando comidas sobre estos montones, que a los 21 días suelen estar listos para servir o bien como compost para explotaciones ganaderas (que se decanta cada vez más por este material en vez de fertilizantes químicos) o bien como tecnosuelos.

Proceso de regeneración

El grupo empresarial desmiente que acumule montañas de lodos, aludiendo a que no aguantarían el peso, y añade que dispone de 160 variedades de tecnosoles en función del suelo degradado, de modo que se pudo usar tanto en Bama como en los terrenos de A Gudiña afectados por las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV) o en la mina de uranio de Saelices, en la provincia de Salamanca. Con el tecnosuelo se evita que el agua oxigenada toque la roca y en unos seis meses puede aparecer, de forma espontánea, la primera vegetación. Eso sí, en Bama fue necesario sembrar plantas que absorbiesen determinados minerales. En uno de los primeros bosques creados de forma artificial cerca de la antigua corta, se pueden ver pinos, tojos y algún que otro eucalipto. La firma calcula que en unos 14 años se recupera el suelo y la calidad de las aguas, desde la aplicación de los tecnosuelos. Se sacan muestreos de éstos hasta pasados cinco años.

Otro brazo del grupo es Tecnología y Reciclaje de Materiales (Tyrma), en cuya nave se tratan unas 14.000 toneladas de plástico al año, entre bolsas domésticas y agroganadero. Llega a la nave empacado y, tras un proceso de limpieza, se tritura para convertirlo en granza con la que se fabricarán bolsas negras de basura, tuberías... Tyrma es una de las instalaciones que se verá afectada por la nueva explotación minera, de modo que deberá trasladarse al polígono industrial que promueve el propio Vatop y en el que, por el momento, va a asentarse una empresa ajena, Alquimia. El grupo señala que al depósito de agua del parque también podrá acceder el Concello para asegurar el suministro municipal.

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