El estadio municipal Manuel Anxo Cortizo de Lalín cuenta con unas instalaciones que, aunque mejorables, dan servicio a los clubs que las utilizan a diario como el equipo de fútbol, la escuela de este deporte u otros clubs como el de rugby. El complejo muestra unas deficiencias y la primera que llama la atención, es el pésimo estado del terreno de juego del campo de hierba natural. Este problema, así lo apuntan usuarios y representantes de clubs deportivos, no es actual si no que se arrastra desde hace años. "No se le dio un correcto cuidado, se dejaban pasar meses sin prácticamente tocarle y ahora pese a invertir dinero hace meses, el campo está en un estado lamentable", comentan varios lalinenses que acuden con frecuencia al Cortizo. El terreno de juego natural no está, desde hace mucho tiempo, en condiciones para jugar al fútbol y por eso tanto la temporada pasada como la actual el CD Lalín decidió disputar algunos de sus encuentros en el anexo terreno artificial.
Si entramos dentro del campo, su superficie tiene todo tipo de hierbas propias de un terreno dedicado a prado o de una zona verde, porque césped conserva más bien poco por no decir casi ninguno. Hasta restos de cáscara de pino hay en partes de esta superficie, en la que recientemente se dio un tratamiento a algunas zonas como las cercanas a las porterías para renovar su terreno natural. Al margen de que la uniformidad del césped brille por su ausencia, el campo, sobre el que en los últimos años se echaron toneladas de arena para favorecer su drenaje, muestra ahora una superficie muy irregular que ya provocó varias lesiones de gravedad en algunos deportistas.
En el resto de la instalación conviene acondicionar el muro de entrada lateral, desprendido tiempo atrás. Uno de los puntos de peligrosidad se da en el cierre perimetral de malla metálica colocado detrás de la portería del campo sintético próxima a la carretera. Fruto del desgaste del material o por otros motivos, la malla no está anclada a la superficie y por este espacio puede precipitarse al vacío tanto uno de los centenares de niños que a diario acuden a entrenar como las personas que estén presenciando un partido. Usuarios denuncian que es preciso un mayor mantenimiento de unas instalaciones en las que cualquier día pueden verse decenas de botellas tiradas o restos de basura por todo el recinto, además de las papeleras a rebosar que no son vaciadas por el personal encargado de estas tareas. Las puertas del Cortizo están abiertas día y noche sin control, permitiendo que pueda haber robos de material o incluso de combustible. Llama mucho la atención que el césped artificial retirado en 2014 cuando se dotó de una nueva superficie al campo sintético, lleve ya casi tres años apilado en rollos en una zona anexa al terreno de juego. Entonces se anunció que sería reutilizado, pero ni antes ni ahora se recuperó un material que debería pasar por un gestor de residuos.
