La Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio ha remitido al Concello de Lalín un informe en el que, de conformidad con la propuesta municipal, acuerda "no someter al procedimiento de evaluación ambiental estratégica ordinaria" la modificación puntual número 15 del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM). Esta variación regula las distancias de nuevas explotaciones ganaderas en suelo rústico y reajusta las condiciones de posición de las edificaciones existentes en áreas industriales situadas en suelo urbano.

La modificación justifica el interés público en posibilitar la implantación de nuevas granjas cuya actividad sea compatible con la existencia de núcleos de población, así como en favorecer la instalación de nuevas actividades productivas en naves existentes. La Xunta informa favorablemente al procedimiento, ya que "no se espera que se produzcan efectos ambientales significativos" derivados del cambio urbanístico. Una vez conocida la resolución, el gobierno lalinense continuará con la tramitación de la modificación. El teniente de alcalde, Nicolás González Casares, aguarda que se pueda llevar a pleno cuanto antes, aunque descarta su entrada en vigor a tiempo para los planes de mejora de este año.

La propuesta del cuatripartito se basa en el acuerdo adoptado en junio del año pasado con representantes de los sindicatos y de las cooperativas agrarias, así como miembros de la oposición, para adaptar las distancias de las explotaciones conforme permite la nueva ley. Por un lado, se tomó la decisión de rebajar el espacio entre las granjas de aves y de conejos y los núcleos de población rurales de 1.000 a 500 metros, mientras que las de cerdos se mantienen en los 1.000 metros.

La nueva Lei do Solo de Galicia permite fijar distancias de 500 metros entre granjas sin base territorial y núcleos, pero el Concello de Lalín ha decidido mantener la separación de las explotaciones porcinas en 1.000 metros, al menos hasta que se resuelva la problemática creada en Aboldrón (Rodeiro). Allí, una demanda particular terminó en una sentencia que legalizaba las construcciones, pese a distar menos de 1.000 metros de las casas, pero los denunciantes han vuelto a recurrir la concesión municipal de licencia. "Si se soluciona este problema judicial, no se descarta la posibilidad de estudiar la adaptación de las ganaderías porcinas", expone Casares. No obstante, "rebajar a día de hoy las distancias de las granjas de cerdos a menos de 1.000 metros provocaría caer en una inseguridad jurídica", manifiesta.

Con esta medida se pretende dar salida a una reivindicación del rural lalinense, debido a la práctica imposibilidad de crear explotaciones con separaciones de un kilómetro. Las granjas, además de tener que guardar las distancias a los núcleos, han de mantener espacios entre ellas, que van desde los 500 a los 1.000 metros, según la tipología y la categoría de cada explotación.

El concejal de Urbanismo entiende que, con "la solución pactada" para adaptarse a la ley gallega, "se consigue proteger el territorio y, al mismo tiempo, amparar las parroquias más pobladas". "Gobierno y oposición tuvieron claro en todo momento cuáles eran los intereses de Lalín, que no podía estar en desventaja competitiva con otros concellos del contorno", subraya. Al margen quedan otras áreas municipales, como las incluídas en la Red Natura 2000, que precisan permisos específicos de la Xunta.