El grupo de gobierno de Lalín anunció días atrás una rebaja en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de cara al próximo año. La bajada del recibo será lineal una vez que el tipo impositivo propuesto pasa del 0,46% al 0,4; el mínimo permitido. Esta medida supone según el ejecutivo presidido por Rafael Cuiña que se produzca la consiguiente caída en la recaudación municipal, calculada en torno a unos 450.000 euros menos. Realmente la cuantía no será tan relevante, una vez que de cara al próximo año deberían entrar en el padrón las altas correspondientes al proceso de regularización catastral impulsado por el Ministerio de Hacienda. Con todo, según el Concello los nuevos ingresos no servirán para paliar la caída de transferencias por la rebaja de la contribución urbana.

En caso de que los impuestos directos cayesen en los 450.000 euros que estima el gobierno conlleva la disminución del IBI, este capítulo podría caer en 2017 por debajo de los 5 millones. En caso de que la recaudación de impuestos directos y tasas se mantuviese como las previstas en las cuentas en vigor, esto supondría que la carga fiscal se situase en 427 euros; es decir, unos 20 menos por contribuyente. La aprobación de esta rebaja fiscal parece evidente, una vez que la oposición debería estar en la misma dirección que el gobierno. Más dudas existen acerca de qué pasará con las plusvalías, que se prevén mantener el próximo curso.