El Concello de A Estrada atendió a lo largo de 2015 a un total de 41 familias y una docena de particulares a través de sus distintos programas vinculados a situaciones de emergencia social. Estas aportaciones municipales se concretaron en servicios como la prestación de alimentos o el pago de deudas, recibos y alquileres o, lo que es lo mismo, necesidades básicas y diversas en el ámbito de la vivienda.

Más detalladamente, según los datos ofrecidos ayer en relación al último ejercicio de referencia, las 41 familias atendidas por el ayuntamiento hicieron uso de prestación de alimentos, un servicio que ha visto incrementarse sensiblemente su número de usuarios. La docena de particulares a los que aluden los datos del departamento de Servicios Sociais, área que coordina la edil Amalia Goldar, recurrieron a la administración municipal en 2015 apremiados por su imposibilidad de hacer frente al pago del alquiler o de facturas tan básicas como la de la luz. Esta línea de ayudas de emergencia social supuso un desembolso próximo a los 7.000 euros para las arcas estradenses en el último año.

A la hora de configurar los presupuestos para este año, y en atención a la realidad descrita en el último año, este departamento municipal se ha marcado el propósito de "llegar a más gente", según indicó ayer Goldar. Es por ello que en la cuenta de 2016, cuya aprobación fue publicada ayer el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) se reservan cerca de 90.000 euros distribuidos en partidas que, de un modo u otro, están ligadas a las situaciones de emergencia social.

Entre los principales montantes reservados para ayudar a las familias que más lo necesitan este año, el ayuntamiento ha destinado 20.000 euros para la prestación municipal de alimentos. Esta atención está coordinada con la que prestan en el municipio otras entidades, caso de Cáritas Parroquial o la Cruz Roja. De este modo, según se explicó en su momento, el Concello apuesta por cubrir con esta prestación necesidades de alimentos frescos, caso de la carne o la verdura, por ejemplo, habida cuenta de que para los fondos de las demás entidades resulta más fácil servir a estas familias artículos con un mayor margen de caducidad.

Por otro lado, para asumir posible gastos relacionados con el pago de recibos, alquileres, medicación o incluso algo tan cotidiano como una bombona de butano, las arcas estradenses reservan este año otra partida de 20.000 euros.

Otra de las líneas que se relacionan con la emergencia social es la inversión programada para poner en marcha, haciendo uso de las antiguas viviendas escolares existentes en distintas parroquias de A Estrada, una bolsa de vivienda para su utilización puntual por parte de personas o familias que se encuentren en una situación complicada. En su momento se hizo hincapié en que las escuelas que se rehabiliten no se convertirán en ningún caso en viviendas sociales sino en inmuebles destinados a hacer frente a casos puntuales y de emergencia social, como podría ser un desahucio, un accidente que implique la pérdida de la vivienda habitual o una situación de malos tratos, por ejemplo. Este tipo de situaciones estarían, además, marcadas por su limitación en el tiempo, de manera que se haría uso de estas instalaciones de un modo puntual, mientras se reconduce la situación.

Aportaciones

En relación a este proyecto, la edil Amalia Goldar aseguró ayer su intención de convocar hacia finales de este mes una comisión informativa en la que buscar la colaboración y opinión de los demás grupos políticos con representación municipal para ver como arrancar con estas actuaciones. El gobierno está valorando opciones de actuación con los fondos de que dispone, que podrían permitir el acondicionamiento de tres o cuatro casas para los fines descritos. En todo caso, la intención de la edil de Benestar Social es conocer qué opina la oposición del proyecto y qué aportaciones puede realizar. En este sentido, el BNG planteó hace unas semanas que sería interesante que este tipo de viviendas para emergencia social se localicen también en el casco urbano, subrayando que no todas las familias tienen medios para desplazarse, por lo que su asentamiento en el rural podría no resultarse oportuno.