A Estrada es la capital gallega del turismo rural, al menos en lo que al número de establecimientos se refiere. Este tipo de alojamientos proliferaron durante años a lo largo y ancho del término municipal. Sin embargo, pese a su cercanía a la costa y a la capital gallega, las cifras de ocupación no están siendo beneficiando a la capital de Tabeirós como destino turístico. La presidenta de la asociación Mar de Compostela, el colectivo que reúne a la gran mayoría de casas rurales de la comarca, Ana Villamayor, reconoció ayer que en los últimos años se viene registrando un descenso de la ocupación, una situación que se vio especialmente agravada a lo largo del último año. El ejercicio 2012 deja para estos negocios una caída del 30% en la demanda de sus plazas de alojamiento.

Villamayor explicó que en estos momentos Mar de Compostela oferta alrededor de 250 plazas distribuidas entre unas 20 casas. Explicó que el descenso de la ocupación durante el último año se tradujo en una temporada alta -principalmente los meses de verano- especialmente floja. Lejos quedaron los años en los que la ocupación de estos establecimientos rondaba el lleno absoluto. Según indicó la presidenta del colectivo, el último verano arrojó una ocupación en torno al 65%. A estos datos ya de por sí nada halagüeños se suma el hecho de que de un tiempo a esta parte el sector haya podido detectar una bajada de la demanda también durante los fines de semana.

Las perspectivas no parecen ser mucho mejores para este año, si bien desde Mar de Compostela se cree que todavía es pronto. Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, se confía en que las reservas puedan llegar a última hora. En esta línea, Ana Villamayor explicó que la tendencia de reservar con bastante antelación como sucedía antes ha dado paso a demandas de plaza con, como mucho, una semana antes.

"La crisis nos hizo bajar los precios", apuntó también la presidenta de Mar de Compostela, que explicó que el sector configura paquetes para responder a un turista que demanda algo más que un alojamiento. El margen de beneficio se reduce entonces para estos empresarios, que han de abaratar su producto y acompañarlo de otras ofertas par intentar atraer a la consumidor.