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El protocolo Covid se consolida en los puestos de salvamento de las playas mecas

Los socorristas desarrollan un estricto procedimiento de control para evitar contagios durante sus intervenciones - El uso de termómetros y mascarillas se convierte en habitual

Un socorrista toma la temperatura a un bañista que necesitaba ayuda, en A Lanzada. // Muñiz

Los socorristas que operan en las playas de O Grove -una veintena- siguen unas pautas estrictas en el momento de atender a los bañistas que necesitan ayuda. Aplican el llamado protocolo Covid, con el que se extreman las normas de prevención para evitar contagios por coronavirus, tal y como indican en el Servicio Municipal de Emergencias de O Grove.

De este modo el personal de salvamento se protege a sí mismo y a los usuarios de los arenales, entre ellos algunos tan concurridos como el de A Lanzada.

Medir la temperatura a los usuarios de las casetas de salvamento y exigir que porten mascarillas -facilitándolas a quienes no la tengan- son solo algunas de las normas establecidas ante cualquier intervención, al igual que la desinfección de las manos y, en la medida de lo posible, el mantenimiento de la distancia de seguridad.

Esto se aplica, especialmente, a quienes acuden a las casetas de emergencia para reclamar cualquier tipo de ayuda, aunque también se toman precauciones cuando son los socorristas los que tienen que desplazarse a la arena o al agua para atender a los bañistas.

A esto se suma la presencia de carteles informativos en los que se indica a los usuarios cómo proceder y comportarse, explican en Emergencias de O Grove, bajo dirección de José Antonio Álvarez.

El rescate de personas en apuros, las picaduras de faneca brava, los cortes provocados por objetos tirados en la arena y las insolaciones vuelven a centrar las intervenciones de los socorristas mecos.

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