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Optimismo en el turismo rural arousano: "Los espacios abiertos transmiten seguridad"

Las reservas de extranjeros se han esfumado, al igual que las de junio y julio | Los viajeros que pretendían desplazarse en agosto todavía no han cancelado | El gran reto es adaptar los espacios interiores comunes

Maite Martínez juega con sus hijos a la pelota en su casa de turismo rural de Cambados. // Iñaki Abella

Todos los gurús del turismo coinciden en que las vacaciones del verano que empieza a llamar a la puerta serán distintas: sin viajes al extranjero, las familias que puedan darse el capricho de salir elegirán destinos nacionales -o en algunos casos de su propia comunidad-, se desplazarán en coche y rehuirán las masificaciones. Un diagnóstico que parece apuntar a un fuerte impulso del turismo rural. Tres establecimientos arousanos de estas características consultados por FARO se muestran optimistas de cara a la campaña. "Los espacios abiertos transmiten seguridad", afirma Maite Martínez, gerente de la Casa da Muiñeira, enclavada en Oubiña, la parroquia más pequeña y menos habitada de Cambados.

Los negocios ubicados en el rural cuentan con ventajas sobre los urbanos: disponen de jardines más o menos amplios para tomar el sol o que los niños corran y jueguen; y suelen ser establecimientos pequeños, en los que no se producen por tanto masificaciones de viajeros. Además, están en aldeas, lo que permite disfrutar de unas vacaciones cerca de la naturaleza y donde es relativamente sencillo guardar las distancias sociales.

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Pero algunos de ellos también tienen desventajas. Y es que dentro de algunas casas sí es más difícil garantizar la separación social, ya que acostumbran a ser inmuebles pequeños y construidos precisamente para favorecer el acercamiento y el contacto interpersonal. Además, mientras a un hotel puede serle relativamente sencillo realizar algunas obras en los espacios comunes para mantener a los viajeros separados, en las casas rurales esto resulta más complicado por las características de las viviendas. En ciertas ocasiones, es directamente imposible, como sucede con las casas antiguas protegidas por Patrimonio.

Lo que más preocupa a la gerente de la Casa da Muiñeira es precisamente cómo mantener la distancia social entre los huéspedes, "en casas como las nuestras", construidas precisamente para fomentar el encuentro en los espacios comunes, en contraposición a la mayor frialdad de los hoteles.

De todos modos, es optimista, al entender que las ventajas del turismo rural pesarán mucho en las preferencias de los viajeros esta temporada. Tiene en el aire el primer mes y medio del verano, pero buena parte de la ocupación que ya tenía prevista para agosto sigue en pie. Eso sí, las reservas de los extranjeros se han esfumado. "El mayor miedo de la gente es a coger un vuelo y a que después pase algo y no sean capaces de volver".

Beatriz Lago, de Casa Benito (Ousensa, Vilanova) también está tranquila, más si cabe que otros compañeros del sector porque ella alquila la casa completa a familias o grupos de amigos que ya pasan juntos mucho tiempo. Ya le han cancelado todas las reservas hechas desde el extranjero, y no tiene nada hasta agosto, pero aún así confía en que, "al final habrá gente igual". De hecho, plantea que ni siquiera en años normales es habitual recibir reservas tan pronto para junio o julio. "En esos meses, la gente contrata muy encima de la fecha". También cree que el turismo rural tiene buenos mimbres para no sufrir tanto la crisis. "La gente está en contacto con la naturaleza y se desestresa".

Mónica Novas, de Made in Fofán (Meis), también es optimista, aunque admite cierto grado de preocupación. "La gente mantiene las reservas de agosto, y seguimos recibiendo llamadas con consultas". "Soy optimista, porque en el rural se pueden mantener las garantías sanitarias y O Salnés es una comarca que ofrece muchos recursos más allá del sol y playa". Entre estos, cita desde la Ruta da Pedra e da Auga hasta la Variante Espiritual, pasando por los miradores, uno de los cuales -el de San Cibrán- se encuentra a apenas medio kilómetro de Made in Fofán.

Tanto es así, que ella prevé abrir el servicio de desayunos en su terraza al aire libre el 11 de mayo, cuando se inicie la fase 1 de la desescalada, y quiere poner en marcha el programa de "Desayunos para pasear", en el que los clientes recogen el desayuno en la casa para degustarlo después en la excursión.

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