En sus 25 años de historia, la asociación Cantodorxo no solo se dedicó a bailar, presumir de O Grove y ofrecer a los jóvenes mecos una alternativa de ocio. También desarrolló una labor de investigación etnográfica en la que destaca "el trabajo de campo que hemos realizado, recorriendo las aldeas para que la gente mayor nos enseñara los bailes y canciones que hacían de niños, siendo esta la base de nuestras tradiciones".

Esto llevó a los responsables de Cantodorxo por "Pazos de Borbén, Limiñoa (Ponteceso), Arcos (Mazaricos)" y otros lugares de la geografía gallega, siempre con la intención de mantener vivas las costumbres y tradiciones de Galicia a través del canto y el baile.