EM. A.F., ourensana residente en O Grove que el miércoles fue tiroteada por su expareja, José Antonio Prieto Fernández, recibió ayer el alta médica. Mientras esto sucedía y el presunto agresor permanecía ingresado en estado crítico, sin responder a ningún tipo de estímulo, unas doscientas personas se concentraban a las puertas del consistorio grovense para mostrar su repulsa a la violencia de género.

Entre los presentes, con presencia del colectivo feminista vilagarciano O Soño de Lilith, se escuchaban todo tipo de reflexiones, pero sobre todo se apreciaba la rabia contenida y se vertían todo tipo de comentarios despectivos hacia el supuesto maltratador, también ourensano y nacido hace 59 años.

Especialmente emotivas resultaban las palabras de la concejala de Igualdad, Noemí Outeda, amiga personal tanto de la pareja implicada en este triste episodio como de su hija, de solo quince años.

La edil fue la encargada de dar lectura a un manifiesto institucional contra un suceso "que desgarra nuestro sentir como pueblo" y lleva a los mecos a mostrar su firme rechazo a la violencia.

"Nos queremos como mujeres libres, fuertes, valientes, solidarias, comprometidas, bravas y luchadoras; y no permitiremos que el miedo se instale en nuestras vidas, por lo que seguiremos apoyándonos y creando redes que rompan el silencio cómplice", leyó la edil.

Pero también apeló a la concienciación y la unidad de todo el pueblo, animando a la sociedad en su conjunto a denunciar la violencia machista y a dejarla "fuera de nuestras vidas" para siempre.

Esto requiere también de la implicación y colaboración de la Justicia, "pues necesitamos que entienda que un maltratador nunca puede ser un buen padre", que "la violencia como forma de resolución de conflictos solo genera sufrimiento" y que "la mayor responsabilidad es la protección de las mujeres y sus hijos".

Así, antes de exigir "una Justicia que nos proteja", porque "nos queremos vivas y libres", el Concello de O Grove reclamaba protección para las mujeres. También en los "comentarios y actitudes", al igual que en las redes sociales y en cualquier otro ámbito, evitando en todo momento especulaciones que desvíen la atención e impidan ver que en la violencia de género solo hay un culpable: el maltratador.