El político español Willy Meyer lleva con orgullo el mismo nombre de su abuelo, un ingeniero alemán que, según el libro de navegación que aún atesora el nieto, llegó a Galicia a bordo del barco alemán Santa Úrsula en 1914. El buque iba con destino a Lisboa, pero estalló la primera Guerra Mundial y se quedó en Vilagarcía. Estuvo en A Coruña trabajando, e hizo algunos viajes a visitar su familia alemana a bordo del Cap Arcona. Encontró el amor en Vilagarcía, pero la joven familia pronto se trasladó a Madrid.
"Mi abuelo se libró de la primera Guerra Mundial, pero al final fue prisionero y condenado en la Guerra Civil española. Tres generaciones, mi abuelo, mi padre y yo estuvimos prisioneros por el mismo motivo. Por suerte este maleficio ya acabó en mi generación y hoy nuestros hijos y nietos pueden vivir mejor", reconoce Meyer.
En 1936 el estallido de la Guerra Civil Española sorprendió al ingeniero alemán en Madrid, mientras su familia estaba veraneando en Vilagarcía. Willy Meyer entendió que debía defender el orden institucional y, debido a su profesión, se movilizó como capitán de ingenieros de material y explosivos. Vivió la guerra en Madrid y se ocupó de la defensa de la ciudad universitaria.
El hombre vivió una situación muy difícil con su familia que estaba en Vilagarcía, y en territorio enemigo. Willy Meyer fue detenido y condenado a muerte por su participación en la guerra en Madrid. Su esposa hizo gestiones desde Vilagarcía para salvarle la vida. Le conmutaron la condena por 30 años y un día de cárcel. Después le rebajaron a 12 años y un día.
"Mi padre nació en Vilagarcía, pero se crió en Madrid. Yo, en la época de la prelibertad estuve trabajando en Galicia y viviendo en Vilagarcía. En la clandestinidad me encargaron levantar el Partido Comunista en la zona. Organizamos el PC en Vilagarcía, Cambados y O Grove. Tuvimos una organización interesante y una buena representación en las primeras elecciones municipales", declaró el político español.
Los recuerdos y las anécdotas de su abuelo llevaron a Meyer a visitar Hamburgo y encontrarse con un antiguo cartel que anunciaba el primer viaje en noviembre de 1927 del nuevo Cap Arcona. A diferencia del buque original, este tenía tres chimeneas.
