El Plan de Repoblación del Litoral de Galicia, consistente en la suelta de alevines de rodaballo y bogavante previamente criados y marcados en laboratorio para conocer sus hábitos de costumbre en estado salvaje y propiciar la suelta masiva de especies de alto interés comercial parece estar ahora en manos de alumnos de acuicultura, y no de los técnicos y biólogos que lo pusieron en marcha en 2005 y lo desarrollaron durante un lustro.

Esta acción, tendente a mejorar el estado de las pesquerías y favorecer el porvenir de la flota gallega –que solo tenía que colaborar informando del lugar en el que pescaba ejemplares marcados– fue ideada por el PP en el año 2004, cuando gobernaba la Xunta con Manuel Fraga como presidente y López Veiga como conselleiro de Pesca. Pero se puso en marcha en 2005, cuando el gobierno autonómico corría ya a cargo del bipartito PSOE-BNG.

En enero de 2011, FARO destapó que el 31 de diciembre de 2010, de nuevo con el PP en el poder, se puso punto final a esta regeneración del litoral, y desde la consellería de Mar argumentaron entonces que la finalización del proceso se debía a la falta de planificación del bipartito.

En cualquier caso, dejaban entrever ciertas dudas sobre la eficacia y rentabilidad de esta iniciativa, cuyo coste rondaba los 150.000 euros anuales. De ahí que en el departamento dirigido por Rosa Quintana prometieran un estudio minucioso sobre los resultados obtenidos en el periodo 2005-2010 antes de decidir qué hacer con este plan.

Transcurrido poco más de un año desde la desaparición del proyecto de repoblación del litoral gallego puede decirse que nunca más se supo de aquello, que no se presentó oficialmente el balance de los cinco años en los que funcionó y que, a pesar de lo anunciado en su día, tampoco se dijo desde la Consellería do Mar si el citado proyecto iba a tener continuidad o si, por el contrario, era mejor dejarlo morir definitivamente.

Pero cuando aquella etapa de cinco años de actividad en la que se soltaron 62.000 alevines de rodaballo –la mayoría en aguas de O Grove– y bogavante –casi todos en Lira– parecía definitivamente olvidada, ahora se sabe que el jueves pasado alumnos y profesores del Instituto Gallego de Formación en Acuicultura (Igafa), con sede en A Illa de Arousa, se desplazaron a la reserva marina de Lira para, desde la costa, soltar 800 ejemplares de bogavante alevín.

Aunque en éste y otros casos anteriores la Administración evitó la promoción mediática de la suelta, que sí se había efectuado entre 2005 y 2010 repetidamente, todo parece indicar que esa reciente liberación de 800 ejemplares parece una ampliación del plan de repoblación del litoral, y de ser así puede concluirse que el trabajo que estaban efectuando una serie de técnicos y biólogos especializados en la materia está ahora en manos de los alumnos del centro formativo isleño, que dicho sea de paso es el mismo que se usaba desde el principio para la cría en cautividad de las especies a soltar y que se ha convertido en una auténtica referencia educativa a nivel nacional en el ámbito de la acuicultura.

Los biólogos consultados señalan que "parecen haberse realizado algunas sueltas", aunque "a cuentagotas" y sin publicidad de ningún tipo. "Todo indica que se niegan a asumir la suspensión o desaparición de este importante plan de repoblación, y lo que hacen es dejar la cría de algunos ejemplares en manos de los alumnos del Igafa, que lógicamente se encuentran con muchas más limitaciones para producir las especies que se quiere soltar".

Hay que tener en cuenta que en la etapa anterior podían efectuarse sueltas de rodaballo o bogavante en las que se liberaban varios miles de ejemplares de una sola vez, siendo ese el punto culminante de un largo proceso de cría en cautividad. A modo de ejemplo cabe recordar que el 21 de julio de 2010 se liberaron en aguas de O Grove 5.000 crías de rodaballo de una sola vez. Sin embargo, como queda dicho, el jueves pasado apenas se soltaron 800 ejemplares de bogavante en Lira, lo cual, aún pareciendo una buena noticia desde el punto de vista científico, parece quedar muy lejos de las importantes cantidades que se manejaban originalmente en el ambicioso plan de repoblación de especies del que se ocupaban los biólogos y que con tanta fuerza defendió el anterior gobierno gallego.