El detenido por el homicidio de una mujer en Estribela: “Fue una discusión que acabó mal”

El hombre permanece en los calabozos de la Comisaría de Pontevedra y está previsto que mañana miércoles pase a disposición judicial | Se mantiene el secreto en la investigación

La casa en la que murió la mujer, en el número 29 de la calle Cunchidos de Estribela.   // GUSTAVO SANTOS

La casa en la que murió la mujer, en el número 29 de la calle Cunchidos de Estribela. // GUSTAVO SANTOS / Ana López

El hombre detenido en la madrugada del pasado lunes por presuntamente haber acabado con la vida de una mujer en una casa “okupada” en el barrio pontevedrés de Estribela está previsto que pase a disposición judicial este miércoles, según han informado fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

El individuo, de 47 años de edad y de origen portugués, se encuentra en los calabozos de la Comisaría de Pontevedra, en donde permanecerá hasta el momento de presentarse ante el juez, en el juzgado de instrucción número 2 de Pontevedra.

La investigación se mantiene bajo secreto y una de las hipótesis más fuertes es la de un asunto de drogas, ya que tanto la mujer fallecida como el presunto homicida eran toxicómanos y ambos tenían asuntos judiciales pendientes, de hecho, ella iba a comparecer ante el juez ayer martes.

La conselleira de Igualdade, María Jesús Lorenzana, constató hoy en Santiago a preguntas de la prensa tras participar en un acto, que “las primeras investigaciones” apuntan a “una cuestión delictiva”. Pidió “ser cautos”, pero señaló que esas primeras investigaciones “no apuntan a nada relacionado” con un caso de violencia machista.

De hecho, añadió: “lo primero que se sabe es que no es una cuestión de violencia de género”. A partir de ahí, pidió dejar que sean las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado las que actúen.

Tal y como ha podido saber FARO por fuentes de la investigación, el hombre ha reconocido que todo se inició por una discusión “que acabó muy mal”.

Y tan mal fue que la víctima murió de forma muy violenta tras recibir varias puñaladas y numerosos golpes en la cabeza, “una escabechina”, tal y como aseguraron los vecinos del barrio.

En el momento del homicidio se encontraba también en la casa, en la que la mujer vivía de “okupa”, la pareja de esta. Fue él quien salió al exterior pidiendo ayuda en la madrugada del domingo al lunes, topándose con un vecino de la zona, que llamó a los servicios de emergencia.

Pese a que se presentaron tanto una ambulancia del 061 como la Policía Local de Marín, que detuvo al presunto homicida, nada se pudo hacer ya por su vida y falleció en el mismo lugar en el que fue atacada.

Tanto la mujer como su pareja eran muy conocidos en el centro de Marín, ya que trabajaban como aparcacoches en el parking gratuito junto a la Escuela Naval Militar. Tal y como aseguran algunos vecinos de la villa, se trasladaban hasta este punto desde Estribela en una bicicleta.

Un barrio familiar

La calle Cunchidos, en la que residía la víctima con su pareja en una casa abandonada, tiene dos zonas muy diferenciadas, pero en general se trata de un lugar muy tranquilo y silencioso, así como familiar. En la parte más alta del vial se encuentran las casas más lujosas, mientras que en la zona más baja, en la que se halla la citada infravivienda, todos los inmuebles son más modestos y de más antigüedad. La pareja vivía de “okupa” en una propiedad muy deteriorada y abandonada, que en tiempos perteneció a una vecina ya fallecida. La pequeña casa está rodeada por un muro de menos de dos metros de alto y el patio de acceso está lleno de basura, básicamente objetos que sus habitantes fueron recogiendo durante un largo tiempo: colchones, carritos de supermercado, uralitas, sillas...

Los vecinos reconocen que llevaban tiempo llamando a la Policía porque de vez en cuando se oían gritos o había altercados. Aunque confiesan que no les gustaba ese tipo de ambiente tan cerca de sus casas, en el que eran conscientes de que había temas de drogas, tampoco llegaron a sentir miedo como tal. “Ellos no se metían con nadie, andaban a lo suyo”, afirman algunos de los habitantes de Cunchidos.

“Esto era un tránsito continuo, venían unos y se marchaban otros, al final la casa siempre estuvo ocupada. Al menos la Policía, siempre que le llamábamos, venía, que en otros sitios terminan por no hacer caso a los vecinos”, se consuelan.

“En alguna ocasión las patrullas llegaron a aparcar delante de la casa y a hacer vigilancia toda la noche”, añaden.

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