11 de abril. Día Mundial del Parkinson

"Al principio del párkinson decía que prefería otro cáncer, porque al menos sabría qué hacer"

María Antonieta Pazos es una de los 400 pacientes con esta enfermedad neurodegenerativa que trata el área sanitaria, en la que se calcula que hay otros tantos aún sin diagnosticar

El área sanitaria de Pontevedra y O Salnés atiende a alrededor de 400 personas con párkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en la sociedad. Pero la realidad es que otras tantas más también la sufrirían y todavía estarían sin diagnosticar.

Con motivo del Día Mundial del Párkinson, que se celebra el 11 de abril, Manuel Seijo, jefe del servicio de Neurología del área sanitaria, recuerda que para medir la prevalencia de una enfermedad es mejor tener en cuenta al conjunto de la población. “En un estudio que hicimos en 2003 la prevalencia fue de un 2% de la población mayor de 65 años. Es una prevalencia en línea con la ya conocida entre la población occidental”, afirma.

“Nosotros tratamos a unas 400, por lo que podemos estimar que entre la población general podría haber entre 800 o 900 personas viviendo con la enfermedad de Parkinson en este momento. Es decir, que una proporción vienen a consulta, mientras que el resto bien tienen poca afectación, bien no han ido al médico porque no saben que tienen la enfermedad”, añade.

"Es muy importante significar que hay unos problemas no motores que conviene tener en cuenta: apatía, depresión, estreñimiento, alteraciones del sueño... que pueden llegar a ser muy discapacitantes"

Manuel Seijo

— Jefe del servicio de Neurología

La enfermedad de Parkinson se asocia a problemas motores, de movilidad, que pueden ser: lentitud, alteración de la marcha (arrastrando un poco los pies) y los conocidos temblores. Estos últimos pueden afectar a un brazo, una pierna... “habitualmente más a un lado que a otro, algo típico en la enfermedad”.

“Estos son los síntomas típicos de la enfermedad, pero es muy importante significar que hay unos problemas no motores que conviene tener en cuenta: apatía, depresión, estreñimiento, alteraciones del sueño... que pueden llegar a ser muy discapacitantes. A veces incluso predominan más que los problemas motores”, subraya Seijo.

Los avances en el tratamiento y el manejo del párkinson, y otras enfermedades parecidas, permiten medicaciones que, en el mejor de los casos, pueden ser de varias dosis de un fármaco en concreto al día. Eso sí, se requieren ajustes periódicos, aumentando o reduciendo cantidades e incluso incorporando otras pastillas diferentes combinadas. “El fin es que el paciente se pueda mover y pueda hacer una vida lo más normal posible”, recuerda el neurólogo, que puntualiza que cada paciente requiere su régimen terapéutico.

Una consulta pionera

El servicio de Neurología del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés ha puesto en marcha recientemente la consulta de Trastornos del Movimiento, la primera unidad acreditada a nivel nacional para la consulta monográfica de trastornos del movimiento. Ha nacido como iniciativa de la neuróloga Iria Cabo y son dos los facultativos que la atienden. Está enfocada a pacientes con la enfermedad en fases moderadas o avanzadas, para ofrecerles fórmulas de tratamiento que requieren más manejo para su administración. “Lo importante es que se note una mejoría en su calidad de vida; por ahora la percepción es positiva”, manifiesta Manuel Seijo.

El envejecimiento de la población, la longevidad y la industrialización se encuentran entre las causas del aumento de la prevalencia de la enfermedad de Parkinson

El principal reto en la investigación sobre el párkinson a día de hoy sigue siendo averiguar la causa que provoca la enfermedad. Se cree que es por una alteración del plegamiento de proteínas en el cerebro, por lo que se persigue buscar un fármaco, y hay estudios avanzados sobre ello, para usar anticuerpos dirigidos hacia esas proteínas “dobladas” anormalmente que se propagan de unas neuronas a otras.

Además, también hay nuevos fármacos y nuevas formas de administrarlos, como a través de parches, e incluso terapias invasivas quirúrgicas para la estimulación cerebral profunda o los ultrasonidos.

El envejecimiento de la población, la longevidad y la industrialización se encuentran entre las causas del aumento de la prevalencia de la enfermedad de Parkinson.

“Lo que más me asustó al principio fue lo del deterioro, pero entonces empecé la gimnasia”

A la pontevedresa María Antonieta Pazos Rosales, de 69 años y usuaria de la Asociación Parkinson Provincia de Pontevedra (Apropark), le diagnosticaron esta enfermedad el 20 de diciembre de 2021, cuando le faltaban diez días para jubilarse como psicóloga clínica. Al día siguiente ya empezaba el ejercicio físico que no ha abandonado desde entonces. A esta actividad debe un estado que le permite llevar una vida normal y disfrutar cuidando de su nieta, así como de su propia madre, de 96 años.

Los síntomas en su caso comenzaron un año y pico antes, durante la pandemia, con un temblor en la mano derecha que fue a más y ya le afectaba en la escritura. El médico de cabecera la desvió al neurólogo, que le dijo que era temblor esencial y le dio un tratamiento. Sin embargo, esa medicación no le sentaba bien y le provocaba mareos, por lo que se la cambiaron. Pero tampoco la nueva le hizo efecto, sino todo lo contrario. Finalmente, el especialista le confirmó que se trataba de párkinson.

“El cambio fue radical, la medicación me sentó divinamente desde el primer día”, afirma a FARO María Antonieta Pazos.

“Fue más golpe para mi hija que para mí. Yo empecé a informarme para saber sobre la enfermedad. Lo que más me asustó al principio fue lo del deterioro, pero entonces apareció lo de la gimnasia, que lo reduce. Y eso que a mí no me gusta hacer gimnasia”, confiesa entre risas ahora.

“El cambio fue radical, la medicación me sentó divinamente desde el primer día”

María Antonieta Pazos

— Enferma de párkinson

Va al fisioterapeuta, hace pilates, camina en la cinta, utiliza la máquina elíptica... Además, ha adquirido buenos hábitos como comer más despacio, masticar más, no hablar durante las comidas... “para cuando lleguen los problemas de deglución”.

Actualmente toma dos pastillas y media al día: una a la mañana, una a mediodía y media a la noche. A ello le han añadido la medicación para dormir, ya que sufre de microsueños. “Duermo mejor, pero no mucho. Si hay dos noches en las que duermo ocho horas cada una ya es algo maravilloso”, reconoce.

“La asociación Apropark es genial y la gente que hay en ella es una maravilla. Todos: psicóloga, fisios, la presidenta, la que nos informa... funcionan divinamente”

A raíz del familiar de una amiga supo de la asociación Apropark, lo que ha supuesto un antes y un después en su vida. También ha participado en un proyecto de investigación sobre la enfermedad llevado a cabo en el campus universitario de Pontevedra.

“La asociación Apropark es genial y la gente que hay en ella es una maravilla. Todos: psicóloga, fisios, la presidenta, la que nos informa... funcionan divinamente”, resume.

El mensaje positivo

María Antonieta Pazos sufrió cáncer de colon hace 13 años. “Tenemos un gen en la familia que ya arrastra 14 fallecidos por cáncer”, afirma.

“Yo tengo que decir que llevé mejor el cáncer que el párkinson. Al principio decía que prefería otro cáncer, porque al menos ya sabría qué hacer, mientras que con el párkinson no lo sabía”, manifiesta.

Ahora, “que sigo haciendo todo igual que antes”, su visión es muy diferente y su mensaje para los recién diagnosticados es “que se permitan deprimirse y caer al principio” y que después “salgan, luchen y hagan ejercicio; y que entren en la asociación, porque su labor es estupenda”.

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